Sociedad y Justicia
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Considera muy justo que se pretenda brindar un reconocimiento legal

Insiste la Arquidiócesis en que no se llame matrimonio a las uniones gay

Demanda que antes de modificar la Constitución, se realice una consulta popular sobre la iniciativa

 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de junio de 2016, p. 35

La Iglesia católica no se opone a que cualquier pareja que decida convivir, lo haga, pues está en su derecho. Y si el Estado quiere proteger este derecho mediante un reconocimiento legal, eso es muy justo y legítimo, aseguró la Arquidiócesis de México, quien dijo que tampoco pretende imponer su doctrina a quienes no sean creyentes católicos.

Sin embargo, reiteró, no tiene sentido llamar a esa unión matrimonio, como se pretende hacerlo en muchos países con el argumento de que ese reconocimiento surge el imperativo de toda autoridad de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos de todas las personas en condiciones de igualdad y sin discriminación.

Insistió en que la iniciativa federal –de modificar la Constitución para que toda persona mayor de 18 años tenga derecho a contraer matrimonio y no sea discriminada por origen étnico o nacional, género, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, preferencias sexuales, o cualquier otra que atente contra la dignidad humana– sea puesta a consideración y consulta de los diversos sectores de la sociedad, como debe de ser en una sociedad democrática, y que dicha iniciativa sea rechazada, puesto que la mayoría de la población se opone a ella.

A través del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame), añadió que esta oposición de los obispos de México se apega a lo que el papa Francisco ha dicho en su Carta Encíclica sobre la Familia (titulada La alegría del amor): “Nadie puede pensar que debilitar a la familia como unión natural fundada en el matrimonio sea algo que favorezca a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos… Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio”.