Hoy, sesión para decidir el futuro del suspendido presidente de la Cámara de Diputados
no caerá solo
Enfrenta nueva denuncia: una cuenta en Uruguay con 20 mdd de la corrupción en Petrobras
Fiscalía pide que el legislador y su esposa devuelvan al erario brasileño cerca de 6 mdd
Martes 14 de junio de 2016, p. 21
Río de Janeiro.
Este martes está prevista la sesión en que la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados decidirá el futuro de Eduardo Cunha. Pese a todos los anuncios formales y oficiales, nada asegura que la sesión, efectivamente, se realizará. A lo largo de los últimos siete meses, desde la apertura del juicio en su contra, Cunha ha hecho todo tipo de maniobras para postergar los trabajos de la comisión, además de contar con el respaldo de aliados dispuestos a todo con tal de salvar el cuello de su jefe.
Cunha es acusado de atentar contra el decoro, al mentir ante una comisión de investigación sobre sus cuentas secretas en bancos suizos, con generosos depósitos producto de actos de corrupción.
Tanto ha intervenido en los trabajos internos de sus pares que tratan de condenarlo a perder el mandato, que el Supremo Tribunal Federal (STF) decidió alejarlo de su escaño y de la presidencia de la cámara baja por tiempo indefinido. La semana pasada el fiscal general de la República, Rodrigo Janot, pidió al STF una orden de aprehensión en su contra.
Mientras, el juez de primera instancia, Sergio Moro, acogió una denuncia de la fiscalía contra Claudia Cruz, esposa del diputado. Entre otras razones, porque se comprobó que utilizó tarjetas de crédito vinculadas a cuentas en Suiza no declaradas. Y ayer, la fiscalía incorporó una nueva acción, pidiendo que sus derechos políticos sean suspendidos por diez años. También se pide que Cunha y su esposa devuelvan al erario casi 6 millones de dólares desviados del esquema de corrupción en Petrobras.
Cada vez más cercado y presionado, Cunha se volcó a una de sus más conocidas especialidades: la amenaza. Primero, hizo recordar al presidente interino, Michel Temer, que sin su apoyo ningún gobierno logrará aprobar en la Cámara de Diputados un solo proyecto relevante. Y para dejar claro que su poder sigue intacto, o casi, Cunha creó una agrupación con diputados de partidos oscuros y de poca expresión, pero en número suficiente para controlar la Cámara de Diputados.
Así impuso al interino Temer el nuevo líder del gobierno
, o sea, el jefe de la bancada oficialista. Se trata de un diputado que responde a cuatro investigaciones por corrupción y a una denuncia por intento de asesinato.
Finalmente, y para reforzar el mensaje de que no está dispuesto a dejarse arrastrar por las denuncias en su contra, a los más recientes interlocutores que el interino Michel Temer envió en un nuevo intento por convencerlo a renunciar al menos a la presidencia de la cámara baja, Eduardo Cunha fue directo y contundente. Pidió a los emisarios del interino que le dieran el siguiente mensaje: si es condenado por sus pares, o si se determina su prisión en el Supremo Tribunal Federal, no caerá solo
. Se llevará con él, al menos, a 150 diputados, un senador y un ministro muy cercano
a Temer.
En cuanto a las solicitudes de órdenes de arresto contra el ex presidente José Sarney, el senador Romero Jucá y el presidente del Senado y del Congreso, Renan Calheiros, dijo que no cree que el STF las vaya a otorgar. Aseguró que sabe que el verdadero blanco es él, y que a menos que el gobierno interino haga algo para salvarlo, será implacable.
La semana pasada surgió una nueva denuncia contra Cunha: además de las cuentas secretas en Suiza, abrió otra en Uruguay con al menos 20 millones de dólares, cuyo origen está en el esquema de corrupción en Petrobras, del cual Cunha era uno de los controladores y beneficiarios.
Tanto el núcleo duro
de Temer como aliados de Cunha consideran que, a estas alturas, su situación es prácticamente irreversible.
Si logra escapar de sus pares y mantiene su mandato de diputado, difícilmente escapará de los jueces del Supremo Tribunal Federal.
En público, Temer y sus principales ministros dicen que el gobierno decidió no mover un dedo por Cunha. En privado, tratan de buscar una salida, mientras evalúan las consecuencias del desastre, por si Cunha, efectivamente, decide llevarse al menos a 150 diputados, un senador y un ministro muy cercano
al interino.
Es plenamente conocida la trayectoria de Cunha y su fórmula para tejer lealtades: además de haber buscado financiamiento para elegir al menos 200 diputados desconocidos, supo manejar, a lo largo de los años, las claves de corrupción que se extienden por todos los partidos políticos brasileños, en especial el mismo PMDB al cual pertenecen él, Temer y los principales ministros interinos. Sus archivos abrigan información cuyo poder devastador es incalculable.
Hay otro motivo de preocupación para el gobierno de Temer: los sondeos de opinión –cuyos resultados no son divulgados al público–, muestran que la vital alianza con Eduardo Cunha corroe aún más la ya debilitada imagen del presidente interino.
Sin medios para librarse ostensiblemente de su riesgoso sostén en la Cámara de Diputados, ese desgaste no hará más que crecer.
La gran incógnita en Brasilia es hasta qué punto Cunha, el hombre bomba, aguantará sin detonar su arsenal de maldades y cuál será el alcance de su poder devastador.