Como hace 40 años, cuando llegó por vez primera a Yucatán, la dibujante y pintora estadunidense Georgia Charuhas (Chicago, 1943) espera la visita de seres cuyos rostros plasma en sus papeles.

Hija de madre escocesa-inglesa y padre griego, la artista se siente privilegiada de ser el medio para recibir esas visitas, expresa Carlos García Ponce, director ejecutivo del Museo Fernando García Ponce (Macay y la Fundación Cultural Macay), instancias que auspician la muestra Georgia Charuhas: adentro del espejo, que reúne 42 dibujos a lápiz y tinta, acuarelas, collages y mixtas, montada en el Museo José Luis Cuevas.

La expositora, que se tenía previsto vendría a la inauguración de su primera exposición en CDMX, no pudo acudir debido a una neumonía.

García Ponce se refirió a quien dibuja desde pequeña, luego estudió arte en la Universidad de Chicago y a los 20 años arribó a Yucatán, donde se fascinó con el inframundo maya que acaba por fusionar con el universo esotérico que ya traía.

Más que el negocio de exhibir a la pintora le interesa interpretar las visitas que recibe. La exposición se hace ante la obligación de la Fundación Cultural Macay en el sentido de que una artista tan extraordinaria se viera en la Ciudad de México.

El museo Cuevas es ideal para exhibir su obra, pues lo que Georgina ve y maneja es esotérico, mientras lo de José Luis es real. Es ese mundo monstruoso lo que él interpreta.

Fantasmas mayas y griegos

Uno puede ver un grabado de Georgina de hace 40 años y se ve igual que su obra actual. No hay evolución dentro de su arte. No creo que sea algo que tenga relevancia dentro de su mundo. Lo que sí le importa es cómo interpreta las visitas que recibe, y eso es lo que plasma. En la serie Sheherezada, afirma García Ponce, la artista revela a un personaje que por mil y una veces se interpreta a sí misma y sobrevive.

En su obra se impone el perfil maya. Aunque las escenas son agradables, García Ponce asegura que dentro de ese mundo fantasmagórico se mezclan el bien y el mal.

Un texto de sala, de Óscar Muñoz, señala que es una “pintora de fantasmas mayas y griegos, grabadora de sombras y luces, hacedora de collages de historias interminables y dibujante de personajes inapelables”.

(El Museo José Luis Cuevas se ubica en Academia 13, Centro Histórico.)