La debacle del PRI y las ocho alternancias en gobiernos estatales como resultado de las pasadas elecciones del 5 de junio tienen varias causas, además de las alianzas entre opositores al tricolor. En comparación con el año pasado, la obtención de votos del priísmo casi se estancó y la de sus aliados se desplomó en cifras que superan 50 por ciento.

Mientras las votaciones en favor del PAN y Morena aumentaron 80 por ciento o más en relación con los resultados obtenidos en 2015 en las mismas entidades.

Al medir la fuerza de cada partido político (sin considerar las alianzas) se puede observar que PRI y PAN obtuvieron una votación pareja: el primero alcanzó 3 millones 834 mil sufragios y Acción Nacional 3 millones 804 mil votos.

Morena se convirtió en la tercera fuerza con un millón 706 mil votos, mientras el PRD quedó muy atrás con 978 mil 668 sufragios.

Otro dato relevante es que en 2016 el índice de participación ciudadana fue de 52 por ciento y la del año pasado de 40 por ciento, lo que implicó que en este proceso se registrara un total de 12.6 millones de votos, es decir, 2.3 millones más de que el año pasado.

De esta suma, el PRI consiguió 400 mil votos extra (12 por ciento más que el año pasado), mientras el PAN ganó un millón 700 mil adicionales de los obtenidos en 2015 como efecto del desplome de todos los partidos pequeños y del PRD. Morena conquistó 800 mil sufragios de más. 

Esto, de acuerdo con un estudio elaborado con datos de los Programas de Resultados Electorales Preliminares (PREP) en la elección de diputados federales de 2015 y de gobernadores en 2016 de las 12 entidades, algunos recopilados por Tonatiuh Medina, académico y asesor partidista.

Los datos también muestran que para el PRI la alianza en Tlaxcala con tres minipartidos sí fue clave, porque ahí quedó como segunda fuerza, pero con los sufragios de los pequeños obtuvo 162 mil votos para superar al PRD, que aunque consiguió el primer lugar no le alcanzaron sus 145 mil votos. 

Sin sus aliados, el PRI es primera fuerza en cinco estados: Durango, Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa y Zacatecas. Es segunda en Aguascalientes, Chihuahua, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas y Tlaxcala, y cayó de ser primera a tercera en Veracruz.

El PAN fue primer lugar en seis entidades: Aguascalientes, Chihuahua, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz; segundo en Durango e Hidalgo; tercero en Sinaloa y Tlaxcala, cuarto en Zacatecas y quinto en Oaxaca.

Aunque el PAN ha presumido como suyas las siete gubernaturas conquistadas, el PRD fue fundamental para que las alcanzara con holgura y se aminoraran los conflictos poselectorales.

Durango es el mejor ejemplo, porque en esa entidad el tricolor tuvo más votos que el panismo: 240 mil 187, pero juntos los partidos opositores lograron 286 mil sufragios.

Aunque los índices de votación en favor del PRD van en caída, también fue esencial para que el gobierno de Quintana Roo dejara de estar en mano del PRI. El PAN por sí mismo consiguió 175 mil votos y el PRI aliado con el Partido Verde y Nueva Alianza, 189 mil 794. Los 53 mil 400 votos del perredismo dieron la vuelta a esa elección, lo que hubiese ocurrido incluso si el Partido Encuentro Social hubiera aportado sus 16 mil 200 votos al tricolor.

En el caso de Veracruz, el PAN en solitario ganó 793 mil votos, insuficientes para superar los 839 mil obtenidos por la alianza del PRI con el Partido Verde, Nueva Alianza y dos locales. Los 152 mil aportados por el partido del sol azteca hicieron una amplia diferencia a favor de Miguel Ángel Yunes.