l proceso electoral del domingo pasado fue como ver resurgir desde el fondo de las aguas ese monolito que prefigura nuestro pasado mexica: la Coyolxauhqui. Figura mitológica que es reflejo de la condición en que se encuentra nuestra Ciudad de México, una metrópoli fragmentada en pedazos, cuyo cuerpo ha sido despedazado por el nuevo Huitzilopochtli. Hoy el dios de la guerra tiene múltiples cabezas: jefes delegacionales y secretarios de Estado corruptos, jefe de gobierno, empresarios y líderes oficialistas de partidos que no tienen escrúpulos. ¿Qué hacer para que esta ciudad cobre consistencia y se reinvente nuevamente? ¿En qué medida la construcción de una nueva constitución puede ser oportunidad para arrancar este proceso?
La Asamblea Constituyente de la Ciudad de México tendría que ser el lugar para sentar las bases de un cambio sustantivo de largo alcance, así lo vemos desde la bancada de Morena.
La capital tendría que seguir organizándose como hace cuatro siglos, desde el espacio público, cuando el Zócalo, junto con otras plazas, cumplía la función de centralidad
de la ciudad. Esta semana, Patricia Ramírez Kuri, mujer constituyente y suplente de quien escribe estas líneas, presentó el libro La reinvención del espacio público en la ciudad fragmentada (UNAM, México, 2016), un texto imprescindible.
Desde el prólogo, de Fernando Carrión, vamos comprendiendo cómo a partir de los ochentas se prefigura un importante giro en las urbes latinoamericanas: el impulso de la ciudad neoliberal. Este embate hizo que la urbe se rigiera más por el peso del mercado que por efecto de las políticas públicas, lo cual condujo a que el espacio público, por un lado, perdiera su funcionalidad original de ordenador de la ciudad y, por otro, operara como freno para la acumulación del sector privado. “En la actualidad, el espacio público se encuentra acosado por las nuevas modalidades del urbanismo. Hay una especie de ‘agorafobia’, asedio, rechazo o desprecio por el espacio público, al extremo de que la población los considera peligrosos y les teme porque no protegen ni son protegidos”. En el nuevo urbanismo, los espacios públicos están en peligro debido a diversos factores. 1) La fragmentación: una forma de segregación urbana. 2) La segmentación: el espacio público no genera el encuentro de los diversos, porque se ha llegado a la situación en que los ricos y los pobres ya no se encuentran en ningún lado. 3) Difusión y dispersión: por las tecnologías de comunicación estamos pasando del espacio de los lugares al de los flujos; la ciudad de la dispersión es una metrópoli sin centralidad, donde existen espacios discontinuos que impiden el encuentro y donde el sentido de pertenencia se diluye. 4) Inseguridad: la violencia reduce oportunidades, los espacios ya no son de 24 horas, porque hay lugares adonde no se puede ir de noche; la gente se hace temerosa de su espacio público por la desconfianza y pierde el sentido de lo colectivo. 5) Privatización del espacio público: el uso de las calles urbanas y autopistas previo pago de peajes, parques y plazas cerradas que se reservan el derecho de admisión o exigen uso mediante el pago a empresas privadas de servicios, que son las que finalmente las administran. Urge defender y transformar el espacio público existente, construir uno que satisfaga diversas funciones y tenga calidad estética.
Además de debates conceptuales y disputas con gobernantes por el patrimonio urbano, en 600 páginas el libro integra 16 estudios de caso con densas descripciones de diferentes barrios de la Ciudad de México, verdadero agasajo para quienes amamos esta urbe: en el barrio de La Merced, Ramírez Kuri describe cómo se entrelazan la confrontación, las relaciones de poder y de solidaridad con fenómenos de violencia que alteran el sentido de lo público y la construcción de ciudadanía; otros trabajos analizan el uso cultural del Zócalo en las décadas recientes, el resorte de huelgas estudiantiles en la UNAM, los conflictos por espacio en la Jardín Balbuena, el caso de El Encino y de El Molino, en Iztapalapa, y el proceso de segregación propiciado por el proyecto de Santa Fe. Un estudio ofrece pautas para pensar la integración de los niños en el espacio público y no falta el análisis de las relaciones de poder y de género a partir de la presencia efímera de las mujeres de la Guerrero
. Se incluyen además trabajos realizados en ciudades del extranjero: la interculturalidad en Barcelona, el cultivo de jardines comunitarios y sociabilidades en París, modos de ver y pensar lo público en Maracaibo, Venezuela, y el caso de gentrificación (transformación urbana en que la población original de un barrio pauperizado es progresivamente desplazada por otra de mayor nivel adquisitivo) en una zona de Santiago de Chile.
Aquí, donde el espacio público hoy es ocasión de represión hacia maestras y maestros de la CNTE, quiero pensar que la ciudadanía chilanga que llevó a cuarta posición al PRI y bajó significativamente la presencia de los otros partidos al elegir a las y los constituyentes, lo hizo con la idea de recuperar el espacio de la Gran Tenochtitlan, para volver a hacer de esta urbe el corazón simbólico de una fuerza centrífuga, una energía que nos permita reinventar la ciudad, y ¿por qué no? el país.
Twitter: @Gabrielarodr108