El micro tiene los días contados
Emergen los grupos de interés
Modernización más que necesaria
no quedará micro sobre micro. La sentencia no es de ahora, es decir, de los días recientes, sino que pertenece a uno de los pocos planes que para la ciudad diseñó el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
El primer día de julio de 2013, casi al iniciar su mandato, Mancera explicó que deberían salir de circulación ni más ni menos que 20 mil microbuses, cosa que, como se puede observar, no se ha podido cumplir porque el anuncio de ayer habla del mismo número de estos vehículos que aún circulan por las calles de la ciudad.
La tarea no parecía fácil desde que se inició, aunque todo el mundo estaba, y está, de acuerdo con que ya era hora de terminar con el mal microbusero que padece la capital. Sólo que intereses de todas partes, y en todos los órdenes, impedían que eso sucediera, así que todo parecía indicar que el plan no llegaría a concluirse nunca, por más falta que hiciera.
El problema resultaba tan claro que uno de los líderes más importantes de ese gremio, Jesús Padilla, explicó en algún momento, al inaugurarse uno de los corredores por donde hoy circulan camiones, que cada micro que desapareciera significaría eliminar 40 toneladas de gas de efecto invernadero por día, pero vale la pena señalar que la declaración se hizo el 16 de noviembre de 2015.
Eso podría explicarse, por más escandaloso que parezca, porque el último microbús se fabricó en el ya muy lejano 1992, lo que nos advierte que esos vehículos, cuya vida útil fue calculada en siete años, han prolongado su existencia hasta dos veces, con todos los problemas que eso significa para lograr una calidad de aire aceptable.
En 1986 se construyó el primero de esos vehículos, pero fue hasta 1989, después de la huelga de los trabajadores de la desaparecida Ruta 100, que se cedió a los intereses privados el transporte público por ese medio, y así se multiplicó el problema que hoy se convierte casi en una guerra entre la necesaria modernización de los vehículos y los intereses de los grupos del sector, que tratarán de recurrir al chantaje para torpedear el cambio anunciado.
Es importante dejar en claro que en 2008 todas las concesiones para microbuses estaban vencidas, pero se siguió permitiendo su circulación por la necesidad de transporte público en la ciudad. Hay que señalar que día con día los microbuses brindan a la gente de esta capital hasta 12 millones de viajes, por eso el chantaje está al día, pero aunque ya se desató la guerra, parece que no quedará micro sobre micro, en la Ciudad de México.
De pasadita
Hay una buena cantidad de gente que se pregunta de qué sirvieron, en serio, las alianzas entre la izquierda y la derecha, esa que dice que derrotar al PRI era el mejor motivo. Por lo pronto, debemos creerle porque eso parece: sólo querían derrotar al PRI, aunque a decir verdad, en contienda a voto limpio el PRI ya se había derrotado solo.
Lo malo es que la alianza ganadora
PAN-PRD no promete, por ningún lado, ser diferente a lo que ya se tiene. En ninguna de las dos organizaciones parece haber una verdadera intención de cambio, y si eso es cierto, de nada ha servido la perversa promiscuidad. Sólo hay que recordar, por si a alguien ya se le olvidó, que fue la administración de Felipe Calderón la que tiene sumido al país en un baño de sangre que no cesa. ¿Entonces, a quién derrotaron?