México 86. Mi mundial, mi verdad. Así ganamos la Copa, el título
Miércoles 1º de junio de 2016, p. a13
Buenos Aires.
Diego Armando Maradona celebró las tres décadas del Mundial México 86 con la crónica del camino que recorrió Argentina, con peleas internas y sin apoyo popular, hasta construir la mística de un equipo campeón, sin olvidar el partido contra Inglaterra, en el que anotó un gol con la mano y otro que fue la mejor anotación en la historia de los mundiales.
México 86. Mi mundial, mi verdad. Así ganamos la Copa, se titula el libro lanzado por Sudamericana, en el que con la ayuda narrativa del periodista Daniel Arcucci rescata recuerdos y anécdotas, y explica por qué la albiceleste no ha vuelto a ganar otro campeonato del orbe.
Maradona recuerda que Argentina era una selección que nadie quería
y su inmensa alegría cuando el técnico Carlos Bilardo lo convocó y le avisó que sería el capitán y titular indiscutible, lo que marcó el inicio de su legendaria pelea con Daniel Pasarella, su rival más importante en el equipo.
Provocador, el Pibe denuncia que Pasarella traicionó a la albiceleste porque se cubrió en una supuesta diarrea para no jugar ningún partido en el Mundial, pese a que todos habían tenido problemas con los alimentos y padecían el mal de Moctezuma
.
También abunda en críticas hacia Bilardo y a lo largo de la publicación insiste en que el Mundial lo ganaron los jugadores, no el técnico, porque considera que se ha sobrevalorado la aportación de éste para el triunfo.
Maradona cree que el equipo campeón nació en Colombia, cuando los jugadores se rebelaron a jugar más partidos amistosos, como quería Bilardo, y decidieron volver a México para concentrarse en las instalaciones de las Águilas y dedicarse por completo a la odisea mundialista.
Cuando entramos en la concentración del América no lo podíamos creer. ¡Era un burdel! con todo el respeto del mundo por la gente que trabajaba ahí y por el cariño con el que nos recibieron, llegamos y tuvimos que poner las lamparitas nosotros, porque las habitaciones no estaban terminadas.
Explica que el predio estaba lejos del centro y cerca del estadio Azteca, a cinco minutos. Nos fuimos adaptando a todo. El lugar terminó siendo nuestra casa. No queríamos entrenar, sino correr, acostumbrarnos de una vez por todas al maldito tema de la altura
.
A Eclipse total del corazón, de Bonnie Tyler, y Gigante chiquito, de Sergio Deni –las melodías que escuchaban–, los jugadores sumaban el tema de Rocky, porque, dice Maradona: Si no salías a comerte a los rivales crudos con esa música, más la rabia, la furia y las ganas que teníamos nosotros, no existías. No podías formar parte de ese plantel
.
El astro hace una crónica al detalle de cada uno de los partidos, desde el debut ante Corea (3-1), el empate con Italia (1-1), el triunfo contra Bulgaria (2-0), la victoria ante Uruguay (1-0) en octavos de final, hasta llegar al mítico 2-1 contra Inglaterra.
El choque contra los ingleses tuvo un peso especial, porque Argentina había perdido la guerra en Las Malvinas. No jugué pensando que íbamos a ganar la guerra, pero sí que le íbamos a hacer honor a la memoria de los muertos y darles un alivio a los familiares de los chicos
, explica.