Padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa cuestionaron la efectividad y credibilidad que pudieran tener las respuestas de los militares del 27 batallón de Iguala al cuestionario formulado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en su último informe.

Advirtieron que ante esa circunstancia, porque las preguntas se conocen de manera previa, es evidente que llegarán sumamente aleccionados a la diligencia, lo cual restará credibilidad a sus declaraciones, pues los militares supieron con precisión lo que ocurrió en Iguala los días 26 y 27 de septiembre de 2014.

¿Por qué no aceptaron responder esas preguntas cuando estaba aquí el grupo? ¿Por qué ahora sí y antes no? Son las mismas interrogaciones, pero ahora lo harán entre ellos; hasta se podrían poner de acuerdo para ofrecer respuestas, expresó Melitón Ortega, uno de los voceros de los padres, quien recordó el persistente rechazo del gobierno y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para que los militares del 27 batallón de infantería fueran entrevistados de manera directa por el GIEI.

La trascendencia de esas preguntas, agregó, estaba esencialmente en que fueran formuladas por el grupo de expertos, para poder plantear nuevas interrogantes sobre las respuestas que dieran los militares. Ahora, con el cambio de disposición de la Sedena, todo apunta a una nueva simulación, subrayó.

En tanto, Mario Patrón, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, instancia que representa a los padres de los normalistas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), informó que la grave crisis financiera que enfrenta el organismo regional no afectará el mecanismo especial de seguimiento de las recomendaciones del GIEI.

Hay casos y temas que se llevan de manera separada, como el de Ayotzinapa. Este es un mecanismo especial que no está vinculado con el presupuesto general de la CIDH, señaló el directivo del Centro Pro.

De acuerdo con el informe final del GIEI, las preguntas debieron haber sido personalizadas, debido a que cada militar tuvo un rol y una responsabilidad en los días en que ocurrieron los hechos.

Por ejemplo, al grupo de militares que acudió a la comandancia de la policía municipal de Iguala se les quería preguntar con quién de las autoridades de ese espacio se comunicaron, qué vieron, qué dependencias recorrieron en su visita y qué detalles observaron. Esas interrogantes se deben a que hay versiones de que un grupo de normalistas habría sido trasladado a dicho lugar antes de desaparecer.

Además porque los militares llegaron preguntando por una moto que habría dejado un soldado, en lugar de preguntar por los normalistas detenidos. Otras más, sobre el control de información del C-4 por parte de los militares.