Con vistosos y extravagantes trajes, dan vida a la fantasía de sus personajes
Hombres y mujeres causan furor y sorpresa entre asistentes al Ciclotón
Lunes 23 de mayo de 2016, p. 33
Mujeres con trajes de guerreras, kimonos, sombrillas o sables; hombres con garras, máscaras y trajes de superhéroes, animales fantásticos y personajes de videojuegos caminaron, corrieron y cantaron ayer en el Paseo de la Reforma, en la octava edición de la marcha Otaku.
Más de mil fans de cómics, manga, animé, videojuegos y caricaturas japonesas se reunieron en la Estela de Luz desde la mañana para mostrar el orgullo de pertenecer a este grupo, compuesto por estudiantes, trabajadores e incluso familias completas.
Es el caso de un ninja acompañado de su mujer y su hija de poco más de un año, disfrazadas de caricaturas japonesas, con nombres intranscribibles para un observador ajeno a esta tribu urbana.
La filosofía del personaje que a mí me gusta es que todo lo puedes cumplir. Ningún sueño es imposible y ahora esta es mi forma de vida
, cuenta el joven, quien formó a su familia dentro de la comunidad Otaku, y es trabajador en una empresa de productos de acero.
Minutos antes de empezar la marcha, la fantasía de sus personajes cobra vida en disfraces sorprendentes, a veces hechos sólo de pintura –para simular una cara sin piel–, una cabeza de burro que camina tocando un violín o una guerrera japonesa con una peluca negra, atuendo que costó más de 3 mil pesos.
La portadora trabaja en una papelería y dice que bien vale la pena invertir lo poco que gana en verse así. Te gusta tanto el personaje, que te tienes que convertir en uno
, explica la joven de 22 años, mientras decenas de paseantes del Bosque de Chapultepec y del Ciclotón la detienen para sacarse fotos con ella y su acompañante.
El furor y la sorpresa que causan contrasta con las burlas que a veces reciben cuando llevan sus atuendos solos por la calle. Desde un ridícula
hasta ya crece
son las cosas a las que se acostumbran los que practican el cosplay (disfraz), cuentan algunos de los participantes en la marcha.
Es el caso de un joven con el atuendo en blanco y negro de un titiritero, que trabaja en la UNAM. “Al principio mi familia me decía que por qué no dejaba ya de ver caricaturas y maduraba. Fue difícil que entendieran que era algo que a mí me gustaba.
“Los de la escuela te dicen inmaduro o bobo, pero es que no entienden el mundo friki”, asegura un joven personificado de gorila, a quien el intenso sol del mediodía no le impide llevar la botarga con agilidad.
La alegría los persigue, así como algunas mamás que caminan atrás de sus hijas, envueltas en mallas negras o pequeñas faldas.