Los llamados de auxilio a los bomberos son tan diversos que van desde un incendio a ayudar a una persona que olvidó las llaves en casa y no puede entrar. Y todos los días, un tercio de los 14 mil 251 que hay en el país acuden a emergencias sin recibir un salario. A quienes sí se les paga no les va mejor: los chiapanecos ganan cien pesos diarios.

Su equipo es de segunda mano, porque nuevo resulta muy caro para los gobiernos. El promedio de antigüedad de los camiones de las 496 estaciones de bomberos en la República es de 30 años, aunque hay algunos más viejos: hace medio siglo que el sonido de la sirena de la máquina de El Fortín recorre las calles de ese municipio veracruzano, y la bomba de Uruapan, Michoacán, es modelo 1967.

Además, trabajan en la incertidumbre legal porque sólo los cuerpos de bomberos de la Ciudad de México y el de Yucatán surgieron de decretos, en 1887 y 1954.

El comandante Adolfo Bena-vente Duque, jefe del cuerpo de bomberos de San Luis Potosí, contó ayer a los diputados federales todas las tares que aun así ejercen los llamados tragahumo:

Somos socorridos para muchas cosas, no sólo para incendios. Fugas de gas, enjambres de abejas, atrapar víboras y cualquier bicho. Rescatar a los perros que se atoran, bajar gatos de árboles. Explosiones, derrumbes. Hasta lo inimaginable, de ayudar a un señor al que la señora no le quiso abrir. También eso cubrimos.

En reunión con algunos integrantes de la Comisión de Protección Civil para presentar la situación actual de los bomberos, Benavente Duque, también presidente de la Asociación Nacional de Bomberos, detalló que la mayoría de las estaciones son llevadas por asociaciones civiles y algunas empresas.

De los 496 cuerpos, 318 fueron creados por asociaciones civiles. 165 dependen de algún municipio, pero sólo de aquellos que tienen recursos para solventar el pago, y sólo hay 13 de carácter estatal.

Para acentuar ese hecho, refirió que de las 24 estaciones en Sonora, 85 por ciento son operadas por asociaciones civiles, y en Guanajuato, 95 por ciento de las 31.

Los bomberos de San Luis Potosí deben atender 58 municipios, con sólo dos estaciones, aunque el mejor ejemplo de la precariedad es Oaxaca: las emergencias que ocurran en cualquiera de los 570 municipios son respondidas por un cuerpo estatal, y tres asociaciones civiles. Son voluntarios, que funcionan y a veces no, pero ahí están ellos, contó el comandante Benavente.

En todo el país, 14 mil 251 vehículos atienden las urgencias: 100 camiones de ataque rápido, 952 de bomberos, 74 con escaleras telescópicas, 491 cisternas y 878 unidades de distintas especificaciones, como ambulancias y unidades de rescate. La mayoría de los camiones provienen de donaciones de cuerpos de bomberos de Estados Unidos, o que son adquiridos entre 15 mil y 25 dólares, con un promedio de 20 años de servicio, y algunos hacen las veces de ambulancia.

Las carencias también son en el equipo de protección personal y la herramienta. Un equipo de protección, que incluye casco, chaquetón, pantalón y botas cuesta 30 mil pesos. Los bomberos de la Ciudad de México tuvieron que salir a las calles para que Miguel Ángel Mancera les comprara equipo. Los camiones nuevos valen entre 4 y 5 millones de pesos. Y las autoridades prefieren comprar patrullas, dijo.

La presidenta de la comisión, María Elena Orantes (MC), informó que se trabaja en una iniciativa de reforma al artículo 115 de la Constitución, para reconocer la figura de bombero, y en una propuesta de presupuesto nacional.