ueridos y admirables maestros de todo el país:
Después de mis padres y mis abuelos, pocos recuerdos me son tan gratos de mis primeros años, como los que tengo de mis maestros de la secundaria 3 Héroes de Chapultepec, así como de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Facultad de Ciencias de la UNAM; con el paso del tiempo he podido comprender que los maestros son constructores de este país maravilloso que es México, como mensajeros y representantes de los gobiernos surgidos de la Revolución Mexicana, hoy olvidada en sus principios y logros, como parte de la estrategia de mentiras y confusión desarrollada por quienes han usurpado el poder mediante el engaño y alteración de los resultados electorales, que representan la legítima voluntad del pueblo de México.
Trabajando en las escuelas de todas las ciudades, así como en los pueblos más pequeños del país, los maestros son representantes y promotores de las acciones de los gobiernos revolucionarios, autoridades reconocidas por el pueblo y ejemplos a seguir por niños y jóvenes.
Esto lo vieron y lo supieron los gobernantes de la nación, quienes desde hace muchos años pensaron en el profesorado como un aliado natural para la construcción de una nación, de la que todos pudiéramos sentirnos orgullosos, y si bien no todo fue miel y flores, el país llegó así a ser un ejemplo para las naciones, principalmente en Iberoamérica. Fue así como maestros, al lado de ferrocarrileros y trabajadores de las industrias petrolera y minera, se constituyeron en pilares del desarrollo nacional. El sueño de que todos los mexicanos pudiesen acceder a una primaria se hizo realidad en la década de 1970, gracias al sacrificio de muchos hombres y mujeres que lo dejaron todo, para ir a dar clases como maestros, en las escuelas más apartadas, en los desiertos, las sierras y montañas del país, para dar cumplimiento al mandato constitucional que establece el derecho a la educación básica para todos los habitantes del México que se construía y que era nuestro, siendo así como la Revolución mexicana cumplía con uno de sus ideales y propósitos fundamentales.
Fueron gobernantes cortos de visión, quienes buscaron controlar a diferentes sindicatos para utilizarlos en actividades políticas ajenas a las suyas, mediante la corrupción de sus líderes. Luego nuevos gobiernos de corte neoliberal, sirviendo a intereses extranjeros, utilizaron a esos líderes para corromper a trabajadores, para manipularlos y tener buenos pretextos para privatizar esos sectores fundamentales de la economía y la vida nacional. Fue así como esos gobiernos pudieron entregar paulatinamente los bienes de la nación, incluyendo las redes telefónicas y telemáticas, las empresas aeronáuticas, las concesiones mineras, la generación y distribución de la electricidad y los yacimientos de gas y petróleo, junto con las instalaciones industriales que el presidente Lázaro Cárdenas había previamente rescatado para utilizarlos como instrumentos detonadores del desarrollo nacional. Los niveles de depredación de esos recursos constituyen hoy un agravio a la nación, cometido por anteriores gobiernos de la República incluido el actual, que prometieron progreso, bienestar y empleo a cambio de privatizaciones para despojar al país de su patrimonio, dejando una estela de miseria, ignorancia, corrupción y muerte, similar a la generada por el dictador Díaz en uno de los periodos más oscuros de la historia.
Ahora, ese mismo gobierno con el apoyo de intereses reaccionarios, incluidos los de las televisoras, han definido ya como su siguiente objetivo la privatización de la educación, lo que conlleva necesariamente la entrega misma del último reducto de soberanía nacional. A esta nueva conspiración contra México, el actual gobierno ha topado con una resistencia histórica, la del magisterio nacional en su conjunto. Son ustedes, los maestros de primarias y secundarias del país, que con las educadoras de jardines de niños, con los maestros de bachillerato, de escuelas normales, de las universidades e instituciones de educación superior están dando esta gran batalla contra la imposición de un modelo diseñado por el poder financiero internacional, sin interés ni compromiso alguno con la educación mexicana.
En tiempos recientes, el crecimiento del sistema educativo y la descentralización de la administración de la educación generó graves problemas que incidieron negativamente en la preparación y desempeño de profesores y estudiantes, varias administraciones estatales vieron en los recursos educativos un botín del cual servirse, el tráfico de plazas por parte de líderes sindicales y funcionarios estatales se practicó sin mesura, la compra de equipos para escuelas, lejos de ser proyectos integrados a la educación, se convirtieron en negocios de gran magnitud para autoridades y sindicato.
La llegada del presente gobierno ha representado la imposición de una política ajena a los principios fundamentales de nuestra Constitución, sin hacer nada sustantivo para mejorar la educación ni el desempeño escolar, tal como se observa en los resultados de Planea 2015, que reflejan un retroceso a los niveles de desempeño de 2009, publicados por la propia Secretaría de Educación en su momento. En este lamentable contexto, llama la atención positivamente el hecho de que Andrés Manuel López Obrador haya decidido apoyar a los maestros, proponiendo una alianza que permita hacer de ellos representantes populares, en los Congresos estatales y en el Congreso de la República, sabiendo que nadie mejor que los maestros para representar a las familias mexicanas, por su conocimiento y cercanía al pueblo, reconociendo además a quienes luchan hoy por restablecer el espíritu de la Constitución, manifestado en su artículo 3º.
Se trata de una alianza para defender la educación pública y la soberanía nacional que pueda establecerse entre maestros y la organización política más importante del país, la cual excede con mucho el ámbito electoral y puede ser el inicio de la primera gran lucha social mexicana del siglo XXI para defender el futuro de la nación, buscando que pueda extenderse a otros temas de interés nacional, como el respeto a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción que priva en los más altos niveles del gobierno.
Termino este artículo señalando las serias deficiencias y errores conceptuales del actual sistema educativo, sin que se vea interés alguno por reconocerlos y superarlos por las autoridades, lo cual ha movido a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación a organizar en todo el país, un Diálogo por la educación nacional para discutir y concretar un proyecto que permita superar esos errores y deficiencias, generando la respuesta que hoy requiere la nación.
No me queda duda de que este esfuerzo muestra con hechos que los maestros vamos adelante del gobierno con este esfuerzo para ofrecer al pueblo la educación que se necesita.
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