as reacciones de algunos sectores de la sociedad, antes, durante y después de la movilización nacional contra el machismo del pasado 24 de abril, han sido sumamente violentas, amenazadoras, majaderas, vulgares y denigrantes contra las mujeres que se manifestaron contra el feminicidio, acoso, inequidad, maltrato y las mil formas de atentar contra la integridad de una mujer.

Las redes sociales se inundaron de improperios, lo que dejó clara la necesidad urgente de exigir un alto a toda violencia contra las mujeres, pues hay un evidente retroceso y demandas relacionadas con el derecho a la salud y la libertad que están nuevamente a debate.

La idea de que una mujer sirve sólo para el quehacer y tener hijos está más que extendida. Canciones, programas de televisión, espectáculos y novelas difunden y fortalecen el estereotipo, aunque cada vez más mujeres son el principal sustento del hogar. Resulta más preocupante que en estados como Veracruz, con altos índices de asesinatos de periodistas y mujeres, esta semana se haya pretendido votar en el Congreso una reforma de ley propuesta por el gobierno local para criminalizar el aborto. Se trata de un agregado al artículo cuarto para defender la vida desde la concepción.

El Observatorio Ciudadano sobre el Feminicidio, promotor de la alerta de género para detener la votación, advierte que en Veracruz hay unas 10 mil denuncias de abuso sexual de 2010 a la fecha; además en el último año 400 niñas de entre 10 y 14 años fueron madres, lo cual también es violencia sexual.

Gracias a la presión de organizaciones feministas se logró postergar, que no parar, la votación sobre una iniciativa retrógrada y anacrónica, que responde más a fines políticos y eclesiásticos, que a la demanda de salud de las mujeres.

La Iglesia católica hace su trabajo. Promovió dar un abrazo al Congreso cuando la votación estuviera en curso. Los grupos han sido beligerantes con quienes no están de acuerdo con ellos. Defender la vida desde la concepción es el centro de la campaña y para difundir este mensaje se toman los púlpitos.

La diferencia entre su propuesta y la nuestra es que nosotros no buscamos imponer nada a nadie que no lo quiere. Y sin entrar en discusiones bizantinas sobre versiones contrapuestas sobre la vida, la reforma lo que demuestra es el poder fáctico y, ahora real, de la Iglesia católica sobre el Estado, afirman grupos de mujeres en Veracruz, estado lastimado en el que la sociedad sigue resistiendo.

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