En México se estima que cerca de seis de cada 10 escuelas de prescolar tienen una jornada de tres horas diarias, mientras en 31.3 por ciento es de cuatro, en 10.5 por ciento de cinco y sólo en 2.7 por ciento es de seis horas o más.

Además de asistir por un lapso reducido a las aulas, se detectó que 35.5 por ciento del tiempo que pasan los menores en el centro escolar se dedica a actividades rutinarias, como saludo y despedida, pase de lista, recreo, y actividades físicas y de higiene.

En el informe La educación prescolar en México: condiciones para la enseñanza y el aprendizaje, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), se destaca que si bien en los planteles urbanos y rurales –en los comunitarios e indígenas superan las cuatro horas– el promedio de una jornada diaria en kínder no supera las tres horas, lo que resulta incompatible con los horarios laborales promedio de los padres de familia, incrementar el tiempo que pasan los niños en la escuela debe considerar las condiciones en que se ofrece el servicio de enseñanza.

La estancia de los alumnos en ambientes inadecuados, aun cuando la jornada sea compatible con los horarios de trabajo de los padres o tutores, podría tener consecuencias graves en su bienestar, desarrollo y aprendizaje.

Por ello, destaca que es obligación del Estado garantizar que los menores de tres a cinco años que acuden prescolar se encuentren en óptimas condiciones para experimentar aprendizajes e impulsar su desarrollo.

En cuanto al tiempo dedicado a actividades rutinarias, el informe destaca que si bien estas acciones sirven para reforzar hábitos en los menores, no forman parte del currículum educativo. Señala que, por lo general, implican repetición y mecanización.

De acuerdo con los resultados del estudio, 74.5 minutos de la jornada diaria de los alumnos en se dedica a esas actividades, las cuales alcanzan 105 minutos en los planteles comunitarios, donde la jornada se prolonga más de cuatro horas. En las escuelas privadas también se dedica un tiempo considerable a estas prácticas, con un total de 87 minutos al día.

Al destinar sólo dos terceras partes de la jornada diaria al desarrollo de nuevas habilidades y conocimientos, se advierte que esta situación podría traducirse en una oferta de oportunidades empobrecida para los alumnos, lo que limitaría el desarrollo de sus competencias.