La edad óptima para un embarazo es entre los 25 y 30 años, sin embargo muchas mujeres coinciben en la adolescencia o cuando han superado los 35 años, y corren riesgos de salud.

La víspera del Día de la Madre, Alejandro Rosas Balan, de la unidad de investigación en medicina del adolescente del Instituto Nacional de Perinatología (Inper), explicó a La Jornada que en ambos casos las emabarazadas son más propensas a experimentar problemas, entre ellos la preclampsia.

Comentó que en la edad ideal para la gestación, muchas mujeres están terminando sus carreras y entrando a trabajar, por lo que anteponen el desarrollo personal al reproductivo.

Explicó que postergar la gestación eleva las probabilidades de desarrollar problemas de cromosopatía, como síndrome de Down, o presentar diabetes gestacional.

Intentar el embarazo en edad tardía también implica dificultad para lograrlo.

Precisó: la edad es un factor determinante para la consecución de un embarazo. Es importante saber que a mayor edad, más dificultad para lograr concebir por situaciones como la calidad de los gametos. Estamos hablando principalmente de la calidad ovocitaria y también de los gametos masculinos (si el hombre también tiene una edad similar) empiezan a no tener la misma capacidad de fertilidad.

En el otro extremo se encuentran las adolescentes, las cuales pueden padecer preclampsia y tener un parto pretérmino. Son pacientes que apenas se están desarrollando, por lo que tienen bebés de bajo peso, pues no se han desarrollado de manera adecuada y hay propensión a que se produzcan hemorragias al momento del parto.

El experto sostuvo que lamentablemente estos casos han aumentado. Actualmente uno de cada cinco embarazos que se dan en el país son en menores de 19 años, prácticamente una incidencia de 20 por ciento. Añadió que entre las razones que la clínica del Inper ha detectado están la falta de información y acceso a anticonceptivos, a pesar de que cuando las interrogamos y comentamos con las pacientes acerca del conocimiento de dichos métodos, más de 80 por ciento dicen conocerlos; sin embargo, durante la actividad sexual prácticamente sólo la mitad los usan.

Rosas Balan dijo que en muchas ocasiones recurren a aquellos que no tienen la mejor efectividad anticonceptiva.

Los consiguen con amigos o van a las farmacias y no les proporcionan los adecuados para ellas o no obtienen la información correcta de cómo utilizarlos.