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La nueva temporada continuará en el teatro Julio Castillo del CCB hasta el 5 de junio

La CNT vuelve a dar vida escénica a Enrique IV, de William Shakespeare

La dramaturgia conlleva la tarea de desentrañar la historia, real y ficticia: Hugo Arrevillaga, director

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La adaptación se estrenó en 2012 en el Zócalo de la Ciudad de MéxicoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de mayo de 2016, p. 4

El llamado a la batalla, la ira de un monarca poderoso y temible contra la rebelión se unieron a la reflexión jocosa de un vulgar y panzón viejo borrachín gracias al genio del dramaturgo universal William Shakespeare y su obra Enrique IV, primera parte, en la cual cohabitan la nobleza y la bajeza, la cual se escenifica en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (CCB).

Intranquila yace la cabeza que lleva una corona, escribió en la obra original el Bardo de Avon, en la que el rey Enrique IV lamenta la vida libertina de su hijo Hal, mientras Percy, el ejemplar primogénito de un noble, se prepara en armas contra el soberano. Al otro lado del reino, o de la escena, el príncipe de Gales, futuro rey, se dedica a beber, a robar y a divertirse al lado del gordinflón John Falstaff y su cómica petulancia.

Este año de conmemoraciones por el 400 aniversario de la muerte del escritor y poeta inglés, la Compañía Nacional de Teatro (CNT) vuelve a dar vida a Enrique IV con la dirección escénica de Hugo Arrevillaga, adaptación que se estrenó en 2012 en un escenario al aire libre en el Zócalo de la Ciudad de México.

Escrita en 1597, una de las reflexiones de la puesta gira en torno a la relación filial del padre e hijo. También sobre la violencia de la guerra y la demostración de poder ante el levantamiento rebelde, entre divertidas anécdotas de taberna. ¿Qué es el honor? Una palabra. El honor es imperceptible, sobre todo para los muertos, habla en su sermón el cínico Falstaff.

Retumbes de timbal, tintineos de xilófono, tuba y trombón brindan vivacidad al montaje y dibujan a los personajes gracias a la música en vivo que surge desde el fondo del escenario por los cuatro intérpretes invitados, vestidos con blancas túnicas.

Nueve actores, algunos en múltiples personajes, entre escenas mueven en penumbras una serie de mesillas para reconfigurar el llano escenario en la historia medieval, la cual forma parte de las obras históricas de Shakespeare y pertenece al ciclo Patrimonio Universal del Teatro en el repertorio de la CNT. Un largo afán del teatro isabelino por recorrer la historia a la par que la interioridad; de conjugar vida íntima con sociedad y política, afirmó el traductor de la obra, Alfredo Michel Modenessi.

Por momentos, el público es convocado a unirse a la infantería de Falstaff, para enfrentarse a espadazos contra los rebeldes. Risas y borlote, uno que otro susto, tomaron lugar entre un público, joven en mayoría, durante las dos horas y media de función en el complejo cultural ubicado detrás del Auditorio Nacional.

Hacer teatro conlleva la magnífica tarea de desentrañar la historia, la real y ficticia, y abrir el corazón a los personajes, señaló Arrevillaga sobre esta versión, cuyo lenguaje muy mexicano contrasta con los ropajes isabelinos.

Las funciones continuarán hasta el 5 de junio, los jueves, viernes y sábados a las 19 horas y los domingos a las 18 horas, en el teatro Julio Castillo, ubicado en Campo Marte y Reforma.