Los trabajos pesados
del Chereje
Tortura y hallazgos
en el río
Tomás Zembrón, el fabricante
La marca de la casa
egún el reporte oficial, Agustín García Reyes, alias el Cheje o el Chereje, fue detenido por elementos de la Secretaría de Marina en el poblado Puente del Río San Juan, municipio de Cocula, Guerrero, alrededor de las seis de la tarde del 27 de octubre de 2014. Diecinueve horas después, ya a las tres de la tarde del 28, estaba junto a Tomás Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), de la Procuraduría General de la República (PGR), participando en una sesión preparatoria de campo, de la cual no quedó registro oficial alguno, que al siguiente día, 29, culminaría con el hallazgo unilateral (sin presencia del equipo de forenses argentinos) de bolsas con restos óseos, lo cual sería parte importante de la narrativa de la verdad histórica
postulada en enero de 2015 por Jesús Murillo Karam.
El detenido García Reyes, alias el Cheje o el Chereje, pasó con los marinos de las seis de la tarde a las once de la noche (horarios aproximados), pues el tráfico de la ciudad capital y las marchas que se originaron durante todo el día
impidieron entregar con rapidez al detenido ante la autoridad correspondiente
. Un médico naval dio fe de que no tenía signos de maltrato físico, más que una equimosis (hematoma) de aproximadamente 1.5 por .5 centímetros, localizada en región lateral izquierda
, la que refirió el detenido que le fue producida por su esposa hace tres días
.
A las 0:50 horas del 28 de octubre (casi siete horas después de haber sido detenido por marinos, si esta cronología fuera cierta, y casi dos horas después de que estos lo habían entregado a agentes federales), el informe médico de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) daba cuenta de unas treinta lesiones en el cuerpo de García Reyes. Pero a las tres de la mañana, en la misma Seido, el Cheje o Chereje firmó o le hicieron firmar un escrito exculpatorio: de forma voluntaria, sin coacción física ni moral, ni presión, ya que en todo momento, ante esta representación social de la Federación, me ha tratado conforme a derecho y respetando mis garantías individuales, por lo que no es mi deseo querellarme contra nadie ni presentar denuncia contra nadie, por lo que hace a las lesiones que presenta no es su deseo presentar denuncia alguna, tampoco ni queja o querella, ya que las lesiones que presento me las ocasioné anteriormente a ser detenido, porque en mi domicilio realizo trabajos pesados
.
El mismo 28 de octubre de 2014, en un reporte sin hora
del departamento de sicología de la PGR, con el folio 78819 (en las anteriores citas la autoridad no incluyó número de folio), el detenido García Reyes narró que “me sacaron, me preguntaron que a qué me dedicaba. Yo les dije que no sabía nada de los estudiantes, me dijeron que sí sabía, me dijeron mi apodo: Ya caíste tú, Cheje, más vale que hables. De ahí me torturaron, me dieron bolsa, golpes y de estas chicharras, y ya les dije lo que yo sabía. Dijeron tú cooperas y te vamos a echar la mano, yo cooperé en lo que yo sabía. Yo después llegué aquí (la PGR) y les expliqué lo que le expliqué a usted, a una, a varias personas. Ya me fueron a decir que si los podía llevar allá, les dije sí, y ya fuimos” (allá
, ha de entenderse, eran los parajes del río San Juan). El segundo informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de donde se han tomado las referencias para esta columna, provenientes de documentos oficiales, señala que en toda la evaluación el sicólogo no toca el punto de la tortura. Lo ignora completamente
.
El 29 de octubre, cuando se formalizaron los hallazgos
que Tomás Zerón ( Zembrón, según la implacable terminología difundida en Internet) prefiguró un día antes, con el torturado Chereje a un lado, el informe médico encontró todo tan normal que reportó al detenido en los mismos términos del día anterior, tanto que ese informe está redactado con exactamente las mismas palabras y comas
, según señaló el GIEI. Pero el 31, ya a 27 horas después del último informe, se incluyen siete nuevas lesiones, incluyendo eritemas en ambas muñecas
y el 3 de noviembre se señala un área nueva de lesiones en la pierna
.
Ese detenido, al que un médico naval no encontró más lesión que un pequeño hematoma, o al menos eso reportó en su informe profesional, y al que dos horas después, ya en la Seido, le aparecieron 30 lesiones corporales externas de diversa magnitud e importancia, como hematomas, excoriaciones y costras hemáticas
(que ya estaban, pero un médico naval no reportó, o que le fueron causadas en las instalaciones de la PGR), fue sacado de los separos por el director de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón, y llevado de regreso a Cocula para una especie de revisión del lugar de los hechos que se descubrirían
al día siguiente.
Zerón no dejó en el expediente del caso ninguna constancia de ese movimiento ni del asomo a escena de bolsas de plástico parecidas a las que al otro día se reportarían como novedad. Incumplió flagrantemente reglas básicas de procedimiento y, al ser puesto en evidencia por el GIEI, recurrió a la marca de la casa (él formó parte del equipo de guionismo que fabricó la historia del engullidor colchón asesino en el caso de la niña Paulette; también participó en tareas del cineasta y productor Genaro García Luna, y ha sido coautor de la murillista verdad histórica
al editar tramposamente su video de respuesta e incluso pretender la conversión de personal de Naciones Unidas (que ya desmintió la versión) y de otros organismos internacionales en testigos
de que el paseo campestre con el Chereje no tendría nada de irregular.
La permanencia en el cargo del mencionado Zerón- Zembrón es insostenible. La decorativa procuradora Arely Gómez debería destituirlo y consignarlo judicialmente. Aunque, en realidad, el sembrador de pruebas
sólo es parte de una cadena de mando cuya voluntad es el encubrimiento, la falsificación y la recurrencia a la violencia. ¡Hasta el próximo lunes!
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