Nueva York.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denunció ayer ante la comunidad internacional, reunida en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el grave momento que vive su país, pero aseguró que el pueblo sabrá impedir cualquier retroceso democrático, en referencia a su proceso de destitución que evaluará el Senado.

Rousseff, quien habló durante la ceremonia de firma del Acuerdo de París –sobre cambio climático–, se refirió a la reducción de la emisión de gases, a los bosques y a las fuentes de energía renovables. Indicó que no podía concluir su discurso sin mencionar el grave momento que vive Brasil.

Ante más de 60 jefes de Estado y de gobierno reunidos en la ONU, destacó: Brasil es una gran nación, con una sociedad que fue capaz de derrocar el autoritarismo y construir una democracia pujante. Nuestra gente es trabajadora y tiene gran estima por la libertad. No cabe duda de que será capaz de prevenir cualquier retroceso, subrayó.

La mandataria cerró su alocución con un agradecimiento a todos los líderes del mundo que le han manifestado su solidaridad por la situación que está enfrentando, entre ellos el presidente boliviano, Evo Morales. “Hace unos momentos conversé con la presidenta @dilmabr. Le expresé todo mi apoyo y solidaridad en defensa de la democracia”, dijo el gobernante en su cuenta de Twitter. A mediados de marzo, el mandatario boliviano planteó una cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas en Brasil para defender la democracia brasileña de lo que llamó un golpe propiciado por la oligarquía brasileña.

Respaldo

La víspera, el gobernante boliviano llamó a defender la economía y la política de Brasil, porque es importante, dijo, para la estabilidad de la región. Otras personalidades que han expresado su apoyo son los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Ecuador, Rafael Correa, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Nicolás Almagro.

De acuerdo con Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT), el vicepresidente Michel Temer y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, llevan adelante una tentativa de golpe de Estado legislativo.

Si el Senado acepta proseguir con la denuncia contra Rousseff, acusada de irregularidades fiscales, la mandataria será apartada del cargo por un máximo de 180 días mientras se desahoga el caso, periodo en el que Temer asumiría el poder.

Mientras Rousseff ofrecía su discurso, a una cuadra del edificio de la ONU dos grupos se manifestaban. Uno en favor de la presidenta, con pancartas en las que se leía que el proceso de destitución es un golpe de Estado, y otro con carteles en los que se acusaba a la mandataria de criminal.

Durante su intervención en la ONU, Rousseff destacó que es fundamental incrementar el financiamiento para los programas de mitigación de los efectos del cambio climático, más allá de los 100 mil millones dólares prometidos por la comunidad internacional.

Después de su discurso Rousseff habló con la prensa, reiteró que es inocente de cualquier delito y dijo que combatirá los esfuerzos para destituirla.

Por otro lado nombró a los sustitutos de dos ministros que la semana pasada dimitieron en acato de la orden de su Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de romper con la coalición de gobierno, indicó el Diario Oficial de la Unión.

La mandataria designó a titulares interinos para las carteras de Minas y Energía y Puertos, indicó dicho periódico. El centrista PMDB contaba con siete ministros, de un total de 32, antes de consumar, el pasado 29 de marzo, su ruptura con el PT.

Rousseff anunció que pedirá al bloque comercial del Mercado Común del Sur suspender a Brasil como miembro, si se rompe el proceso democrático con su destitución como presidenta democráticamente electa.