El gobierno federal propuso ayer modificar la Ley General de Salud y el Código Penal Federal para permitir la posesión hasta de 28 gramos de mariguana para uso personal y, de ese modo, ‘‘dejar de criminalizar el consumo’’, anunció el presidente Enrique Peña Nieto.

Los cambios incluyen autorizar el uso de medicamentos elaborados a base de cannabis y/o sus ingredientes activos y por tanto obtener registro de las autoridades de Salud o estar en posibilidad de importarlos. Además, permitir la investigación clínica de productos con contenido de mariguana.

El aumento de la cantidad permitida de mariguana por persona ‘‘también dará oportunidad de que queden en libertad los consumidores que actualmente se encuentran presos o sujetos a proceso por haber portado’’ volúmenes inferiores a 28 gramos.

Ayer a mediodía, en la Secretaría de Salud (Ssa), el mandatario dio a conocer las conclusiones de los foros del debate nacional sobre el uso del enervante y las medidas tomadas a partir de aquéllas. En ese ejercicio, asumió, ‘‘hubo claro consenso de que existen limitaciones en el enfoque actual con el que México ha atendido el tema de la mariguana’’.

Así, indicó Peña, con las medidas planteadas se busca evitar injusticias como la padecida por niños y jóvenes ‘‘que sufren algún tipo de epilepsia u otros padecimientos y no podían tener acceso a productos terapéuticos eficaces elaborados con mariguana’’, y citó el caso de la pequeña Grace, cuyo padre ganó una querella judicial para acceder a medicamentos elaborados con cáñamo industrial, una variedad de la cannabis.

Y por otro lado, añadió, se plantea superar la injusticia ‘‘que padecen miles de personas, especialmente mujeres, muchas de ellas madres de familia, a las que se ha criminalizado por consumir mariguana y hoy se encuentran purgando condenas auténticamente desproporcionadas’’.

De los planteamientos vertidos a lo largo del debate organizado por el gobierno federal sobre el uso de la mariguana, el jefe del Ejecutivo extrajo cinco posiciones constantes: atender el tema de las drogas desde la perspectiva de los derechos humanos; tratar el consumo de la mariguana desde una óptica de salud pública; abordar las adicciones con prevención y soluciones terapéuticas integrales; reforzar las acciones para prevenir el consumo de drogas, incluida la mariguana, con campañas orientadas especialmente a niños y jóvenes, y facilitar el acceso a sustancias controladas para fines terapéuticos e investigación científica.

Fue un ejercicio ‘‘histórico sobre un tema que se había evitado discutir’’, y donde la sociedad y la comunidad científica opinaron con total apertura y sin censura. Intervinieron 200 expositores, 4 mil asistentes directos en las cinco mesas de debate y miles más lo hicieron por distintas vías.

Uno de los participantes en estos foros, Raúl Elizalde Garza, padre de la niña Grace, habló en la ceremonia. Informó que a partir del uso de un medicamento derivado de la cannabis su hija ha reducido 80 por ciento sus crisis en frecuencia e intensidad.

Ese tratamiento, aclaró, no es sicoactivo y sí, en cambio, puede cambiar la vida de muchas personas ‘‘que están ahorita sufriendo’’. Alentó entonces a realizar las reformas y en primer término ‘‘la que dice que toda la cannabis está prohibida’’, para hacer la diferencia entre el cáñamo industrial y mariguana sicoactiva.

Dos días después de su comparecencia ante la sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre las Drogas (Ungass 2016), donde puso de relieve el fracaso de los esquemas prohibicionista y de ‘‘guerra contra las drogas’’, el presidente Enrique Peña Nieto ubicó las medidas anunciadas ayer como consistentes con aquella postura.

De hecho, al término de la ceremonia rubricó –y más tarde envió al Congreso– las iniciativas para modificar los dos ordenamientos por los cuales los términos del debate en torno a las drogas ‘‘están cambiando en México y en el mundo’’, y gradualmente surge un nuevo consenso mundial en favor de una reforma al régimen internacional sobre esas sustancias.

Un nuevo enfoque ‘‘impulsado por un número cada vez mayor de países que siga combatiendo decididamente a los criminales, pero en lugar de criminalizar a los consumidores les ofrezca oportunidades y alternativas’’.

México apoya esa tendencia, asumirá su responsabilidad global con el tema, aportará su experiencia y se coordinará con otros países para evaluar ‘‘lo que sí ha funcionado y desechar lo que ha fracasado. Se trata de que el conseno siga creciendo y consolidándose en el mundo’’.

En suma, dijo, definir un nuevo paradigma ‘‘para pasar de la mera prohibición a una efectiva prevención y una eficaz regulación de las drogas’’.