Olimpia.

La llama de los Juegos Olímpicos de Río 2016 fue encendida en la antigua ciudad griega de Olimpia conforme al ritual tradicional, en un acto cuyos valores atemporales enlazan con la crisis política por la que atraviesa Brasil, y que sirvió de punto de partida de los primeros juegos en Sudamérica.

Varias actrices ataviadas con túnicas invocaron sobre el templo de Hera –de 2 mil 600 años de antigüedad– al dios Apolo, divinidad del sol.

En las inmediaciones del recinto que albergaba las competiciones en los primeros Juegos Olímpicos, algunos jóvenes ejecutaron una coreografía al son de la música de una flauta.

La gran sacerdotisa, encarnada en Katerina Lehou, conocida actriz griega, captó los rayos solares a través de un espejo, que los desvió hasta encender la llama.

Hoy escribimos la historia; estos juegos serán un mensaje de esperanza en tiempos difíciles y la flama aportará ese mensaje en todos los rincones de Brasil y en el mundo entero, afirmó Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional.

Aludió al pueblo brasileño, que en unas semanas acogerá con entusiasmo al mundo y nos deslumbrará con su alegría de vivir y su pasión por el deporte. Este será su gran momento.

La justa se desarrollará en un Brasil en plena tormenta política, mientras la presidenta Dilma Rousseff mantiene una lucha contrarreloj para evitar su destitución por supuesta malversación cometida en 2014, lo que le impidió estar presente en la ceremonia junto a su homólogo griego.

En su representación estuvo el presidente del comité organizador de los juegos, Carlos Nuzman, y el ministro de deportes, Ricardo Leyser.

La llama transmite el mensaje de que nuestro querido Brasil puede y estará unido, es un país que busca un futuro mejor, estimó Nuzman, quien remarcó que ha navegado por las aguas más difíciles que el movimiento olímpico haya conocido para preparar esta justa.

El fuego olímpico emprenderá un periplo que lo llevará de Grecia atravesando el Atlántico hasta Brasil. Alrededor de 12 mil relevistas la transportarán por 300 localidades antes de la llegada al estadio de Maracaná de Río, donde tendrá lugar la ceremonia inaugural el 5 de agosto.

Cerca de 54 mil inmigrantes y refugiados que permanecen en Grecia, impedidos de abandonar el país por el cierre de la frontera norte, podrán mostrar su situación al mundo el próximo martes cuando la flama olímpica discurra por el campo de Eleonas, en Atenas, momento en que uno de los refugiados portará la antorcha durante unos metros.