Madrid.

A sus 81 años y con una prolífica obra literaria, Fernando del Paso (CDMX, 1935) pasará a los anales de las letras este sábado, cuando se convierta en el sexto escritor mexicano en recibir el Premio Cervantes.

Después de perder la voz durante tres años y asistir entre la indignación y la perplejidad a la decadencia que vive México, el galardonado reconoció que le preocupa, y mucho, su patria, por la proliferación de gobernantes ineptos y corruptos y la bulimia de un pueblo que se resiste a reaccionar y alzar la voz ante esa mentalidad de país colonizado.

Del Paso viajó a Madrid junto con su esposa, hijos, nietos y sobrinos, y su nombre será inscrito en la lista de autores reconocidos con el Nobel de las letras en español.

La tradición anual de ese premio marca una serie de actos antes de la entrega, el 23 de abril –fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes y Día Mundial del Libro–, en la Universidad de Alcalá de Henares.

Antes de recorrer la alfombra roja del Paraninfo de esa casa de estudios, Del Paso ofreció una rueda de prensa en una abarrotada Biblioteca Nacional; ahí fue presentado por el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, quien lo definió como un dandy enérgico y compasivo que nos contempla desde la distancia de su buen quehacer literario.

Preocupación por su país natal

Del Paso, curtido en las letras desde el periodismo, el ensayo, la novela, el teatro y la poesía, compartió que su vocación de escritor fue empujada por el poeta español Miguel Hernández, luchador infatigable de causas justas, de quien recordó el libro El rayo que no cesa y todos esos sonetos que fueron decisivos en mi vida.

En esos poemas encontró la fuerza que lo llevó a publicar hace siete décadas sus primeros cuentos, también gracias al empuje y consejos de uno de sus mentores: el escritor Juan José Arreola.

Del Paso, colaborador de La Jornada, conjuga su vocación periodística y su profusa aportación en los suplementos culturales y literarios de México con sus creaciones literarias más íntimas, incluida la poesía, en la que reconocía que faltaba mucha inspiración.

Después de varios infartos que padeció hace tres años, poco a poco, de nuevo habla. Parte importante de ese reaprendizaje es la lectura en voz alta de su libro Noticias del Imperio. Porque, como dijo, durante ese largo periodo de silencio ha asistido a algunos de los pasajes trágicos. Me preocupa mucho México, al que ve con tristeza inmerso en un proceso de decadencia, en parte debido a que hemos tenido muchos gobernantes ineptos y corruptos, pero también a la bulimia del pueblo mexicano y al escepticismo que nos lleva a ya no creer en nuestro país. Pero el pueblo tiene que reaccionar.

Fernando del Paso ayer, en la Biblioteca Nacional de España; allí el escritor mexicano, reconocido con el Premio Cervantes de Literatura, ofreció una conferencia de prensaFoto Afp

Insistió en que le preocupan los problemas de México, la pobreza ancestral y extrema, pero también esa mentalidad de país colonizado que espero que algún día nos deshagamos de ella.

Humilde y agradecido, explicó que lo más importante en su carrera literaria ha sido tener respeto a las letras, perseverancia, sentarse a la mesa aunque creas que no tienes nada que decir. Hay que insistir, que ya se ocurrirá algo. Y es también revisión de lo escrito, sobre todo en la prosa; hay que revisar hasta que el texto quede, si no perfecto, sí de tal manera que exprese lo que uno quería decir.

Recordó que la primera vez que leyó El Quijote tenía 12 o 13 años y que le sorprendió la riqueza del lenguaje, además de descubrir que ‘el humor y la literatura no están peleados”.

Del Paso también advirtió que los mexicanos tienen exactamente los mismos derechos al uso del idioma español que los nacidos en España. Soy un devoto y estudioso de los idiomas aborígenes de América Latina y de México, pero también del idioma que hace que nos comuniquemos en el mundo más de 500 millones de personas.

Después de la rueda de prensa se dirigió a la sede del Instituto Cervantes, donde depositó en la caja de seguridad con su nombre un legado que se abrirá dentro de cien años: un disco con una lectura hecha por él mismo de una de sus novelas y de una antología de sonetos, además de la primera edición de los libros José Trigo y Palinuro de México.

Del Paso también depositó en la caja acorazada una camisa que perteneció al poeta mexicano José Carlos Becerra, quien murió en Italia en 1970. Pero yo seguiré escribiendo y me volveré a poner la camisa, aunque sea metafóricamente, hasta que se acabe mi vida, señaló.