Tlaxcoapan, Hgo.

Ejidatarios del poblado de Doxey desalojaron ayer al mediodía a familias oriundas del municipio de Tlahuelilpan que se asentaron de manera irregular en el Cerro del Gavilán hace más de cuatro años. Cinco personas resultaron heridas de bala y dos por golpes, y al menos 20 casas fueron destruidas, indicó el gobierno estatal.

Los comuneros de Doxey prendieron fuego a las viviendas. Los desalojados levantaron barricadas y se armaron con piedras, tubos y palos.

Según testigos, los comuneros de Doxey llegaron al cerro con escopetas y pistolas, con las cuales amagaron a los moradores de las viviendas y los obligaron a salir sin sus pertenencias. A continuación rociaron gasolina a las casas y les prendieron fuego.

Autoridades municipales de Tlaxcoapan pidieron apoyo a la Secretaría de Seguridad Pública estatal, que envió unos 400 granaderos que arribaron a las 11:30 horas. A su vez, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo inició la averiguación previa 10/532/II/2016 por las lesiones que sufrieron siete personas, quienes fueron internadas en el hospital regional Tula-Tepeji y en el ubicado en Cinta Larga.

Por la tarde, el subsecretario de Gobierno, Alberto Escamilla Vital, se reunió en Tlaxcoapan con representantes de ejidatarios e invasores acompañado por Miguel Ángel López Hernández, alcalde de Tlaxcoapan, y Jaime Moreno Contreras, de Tlahuelilpan. Al cierre de esta edición no habían logrado acuerdos.

El conflicto comenzó en 2012, cuando familias provenientes del municipio de Tlahuelilpan se asentaron en el Cerro del Gavilán, ubicado entre ese municipio y su vecino Tlaxcoapan, donde construyeron alrededor de 300 viviendas. Esto enfadó a los comuneros de Doxey, quienes consideran la colina de su propiedad.

Los invasores se apropiaron de 216 hectáreas. Los comuneros acudieron a tribunales para exigir la devolución de los terrenos, y en 2014 el juez tercero del vigésimo noveno distrito federal falló en favor de los habitantes de Doxey. Sin embargo, los terrenos no fueron recuperados, pese a los constantes llamados de los ejidatarios al gobernador Francisco Olvera.

Los comuneros se plantaron el pasado primero de abril en la plaza Juárez, en Pachuca, frente al palacio de gobierno, donde advirtieron que desalojarían a los invasores y quemarían las casas.