Ginebra.

Cuando Charles Chaplin envejecía en su bucólico palacio suizo, se preocupaba de que quedaría en el olvido, comentan quienes lo conocieron.

Pero eso no ocurrió. El legado de la leyenda de Hollywood detrás de El dictador y Tiempos modernos vive en la mente de artistas como Johnny Depp y Robert Downey Jr, en obras de teatro en Broadway y en la conciencia de la cultura general. Sin embargo, nunca había tenido un museo.

Esto cambió el sábado, día en que se cumplieron 127 años del nacimiento del actor, con la inauguración de Chaplin’s World (Mundo de Chaplin), proyecto multimillonario en la villa suiza de Corsier-sur-Vevey. Jean-Pierre Pigeon, su director general, afirma que el museo es el primero de su tipo en rendir tributo a Chaplin y tiene valor agregado, porque es el lugar que el actor consideró su hogar durante años.

Aspectos personales

En Manoir de Ban, en la villa suiza, Chaplin pasó sus últimos 25 años criando niños, escribiendo música y guiones de películas, contemplando su legado desde el resplandor del reflector de Hollywood. Se pueden ver su característico bastón y su bombín, la réplica de un estudio, fotografías en blanco y negro en torno a su carrera y la habitación donde dormía y falleció a los 88 años, en 1977.

Los responsables del recinto, que trabajan con el museo Grevin de París, conocido por sus figuras de cera, tienen exhibidas varias de Chaplin y también de amigos, como Albert Einstein y Winston Churchill, en las 14 hectáreas de verdes jardines a lo largo del lago Ginebra, señaló Pigeon.

Este domingo el público hizo cola para entrar por primera vez en la residencia de Corsier-Sur-Vevey. Aquí pudo llevar una vida normal. En Suiza encontró el equilibrio entre vida y trabajo, dijo Pigeon. En Inglaterra era realmente pobre; en Estados Unidos fue exitoso en su carrera y en términos económicos, pero su verdadera felicidad fue aquí.

Unas dos decenas de sus hijos y nietos estuvieron en la inauguración, el mismo día que Chaplin cumplía años. Michael señaló: Se ha conseguido algo sólido, real, impresionante, casi desmesurado, como la herencia aún viva, de nuestro padre.