París.

Educación, sanidad, ingresos, satisfacción con la vida: los niños distan de ser iguales en los países ricos y las diferencias se agudizan en varios de ellos entre los más desfavorecidos y el resto, informó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Los avances para reducir las desigualdades de bienestar entre los niños son muy menores, destaca el informe del centro de investigación Innocenti del Unicef, que propone una clasificación de estas disparidades en 41 países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y de la Unión Europea.

En numerosos países, la brecha se ha agrandado entre los niños más desfavorecidos y sus pares desde el año 2000, subraya el Balance Innocenti 13, redactado por John Hudson y Stefan Kühner, documento que describe una situación con tendencias globales decepcionantes.

En materia de educación muy pocos países han conseguido reducir a la vez la diferencia de éxito y el número de alumnos con dificultades de lectura.

En todas las naciones de la OCDE, los menores más desfavorecidos sufren un retraso equivalente a tres años de escolarización en lectura, en relación con el niño medio.

En Chile, México, Bulgaria y Rumania, casi una cuarta parte de los alumnos de 15 años carecen de aptitudes y competencias necesarias para resolver ejercicios básicos de lectura, matemáticas y ciencias, algo particularmente alarmante para el Unicef.

Consecuencia de la crisis, en 19 de los países examinados, entre ellos España, Grecia, Italia y Portugal, o bien México, Israel o Japón, los niños más pobres no llegan a la mitad de ingresos del niño medio de sus países.

En el apartado de las buenas noticias, las desigualdades en la práctica de una actividad física y en materia de malas costumbres alimentarias han disminuido en la mayoría de los países ricos. Ciertos países con índices de hándicap educativo más altos (Chile, México, Rumania) registraron fuerte disminución de las diferencias de éxito y un alza del nivel general de competencia.