La dificultad de lidiar con Trump
s el título de un interesante artículo publicado en días recientes en la revista The Economist, preguntando por qué el gobierno mexicano se tardó tanto en contestar las agresiones de Donald Trump a los mexicanos. Los ex presidentes Fox y Calderón fueron entrevistados para saber qué pensaban sobre la promesa de Trump de obligar a México a pagar por la construcción de un muro fronterizo. El primero, en tono similar al que Trump usa para insultar a sus contrincantes, respondió que él no pagaría por ello; el segundo, con menos folclor, respondió en el mismo sentido. El embajador Andrés Rozental, otro entrevistado, señaló que los nexos entre ambos países siempre han sido tema en las campañas presidenciales de EU, en especial en cuestiones de migración, drogas y comercio, pero nunca habían alcanzado esa agresividad. Una conjetura en el artículo es que la tardanza del gobierno mexicano en responder fue por razones domésticas, que tienen que ver con los derechos humanos, la desigualdad y la pobreza. Pareciera que el gobierno mexicano se ha inhibido en responder más rápido y contundente a las agresiones de Trump por el temor a que se abra la puerta a una campaña más agresiva sobre esos problemas.
No se pueden pasar por alto los ataques de Trump o Ted Cruz, su contrincante republicano, contra los mexicanos; es necesario responder, no sólo con declaraciones airadas, sino con energía y con argumentos sólidos. Un problema para ello es que, en efecto, millones de mexicanos han llegado a trabajar a EU porque en su país no hallan una forma digna de sobrevivir por la incapacidad de sus gobernantes para atacar la pobreza y la desigualdad.
En respuesta a un documento de la Cepal en el que se señala que la pobreza ha bajado en AL, con excepción de México y Costa Rica, el secretario de Desarrollo Social dijo que en México ha caído la pobreza extrema y subió la moderada. De la declaración se infiere que los pobres lo siguen siendo, pero ya no tanto. No importa en qué se basó para refutar el estudio de Cepal, es lamentable explicar en esa forma las pésimas condiciones en que viven más de la mitad de mexicanos. Sin atenuantes, la pobreza es una realidad, no un problema metodológico de medición.
A fin de cuentas, lo grave es que los groseros ataques de Trump no se dirigen sólo a quienes han gobernado el país muchos años; también incluyen a las víctimas de su errática política económica, vivan en México o EU.