Viernes 8 de abril de 2016, p. 3
Las operaciones secretas de las compañías offshore del bufete panameño Mossak Fonseca se desarrollaron en un condominio, valuado en casi 8 millones de dólares, que una vez apareció retratado en la serie policiaca de los años 80, Miami vice. Sus clientes eran ricos y tenían poderosas amistades políticas. Muchos de ellos también enfrentaban acusaciones de crímenes serios. Así fueron las operaciones de la consultora en Florida, según documentos filtrados y obtenidos por el ICIJ.
Según el consorcio, Mossack Fonseca dio servicios a numerosas personalidades de América Latina, incluidos varios narcotraficantes y el ex gobernador del estado brasileño de Minas Gerais, Paulo Octavio Alves Pereira, quien debió renunciar a su cargo en 2011 por acusaciones de corrupción.
Otra clienta de la oficina del bufete en Miami fue La reina del sur, la guatemalteca Marllory Chacón Rossell, quien se presentó a juicio el año pasado por lavado de dinero del narco en Honduras, Panamá y México, entre otros países.
Quien ha estado al frente de la oficina de Mossack Fonseca en Miami es una mujer de nombre Olga Santini, quien, a la luz de las revelaciones de Los papeles de Panamá, envió un correo electrónico al periódico The Miami Herald en el que afirmó que ella sólo es una proveedora independiente de servicios para el bufete, pero no es empleada del mismo.
El diario señaló que la página web de la empresa nombra a Santini como representante de Mossack Fonseca en Miami.