Ambos pertenecen a la banda veracruzana de Los Porkys
Gabriel Cruz Alonso viajó a Madrid y Enrique Capitaine a Houston
Ellos y los otros dos miembros del grupo forman parte de familias ricas
Jueves 7 de abril de 2016, p. 13
Diego Gabriel Cruz Alonso y Enrique Capitaine Marín ya han dejado México huyendo de la justicia. Ambos forman parte de la llamada banda de Los Porkys, acusados de violar a una menor de edad en Veracruz.
La Jornada tiene copia del itinerario de Cruz Alonso, quien viajó el 29 de marzo a Madrid, España, mientras que Capitaine se trasladó a Houston, Texas.
A pesar de no tener orden de aprehensión, los jóvenes estaban comprometidos a presentarse en las audiencias judiciales sobre la violación de la menor.
Hace unas semanas, Javier Fernández Gómez denunció que su hija, Daphne Fernández, fue agredida cuando salía de una discoteca ubicada en el municipio de Boca del Río y posteriormente fue víctima de violación sexual por parte de cuatro jóvenes; hizo público que a 10 meses de haber interpuesto la denuncia la indagatoria no había registrado avance alguno.
Los agresores, Jorge Cotaita y Gerardo Rodríguez, además de los ya mencionados, son integrantes de familias acaudaladas en el estado, y tres de ellos estudiantes de la Universidad del Valle de México en Boca del Río, aunque ya fueron suspendidos por la institución.
Antes de interponer la querella ante la Fiscalía del estado, los padres de la víctima firmaron un convenio con las familias de los agresores en el que se comprometían a que pidieran perdón a la joven en un video; si la encontraban en cualquier lugar tendrían que irse de inmediato, y acudir a terapia con un siquiatra, lo que no cumplieron.
Por su parte, el fiscal general de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, dijo que sabía que los jóvenes habían dejado el país, pero que tampoco podía confirmar esa versión porque sólo eran ‘‘rumores’’.
El pasado 28 de marzo, el funcionario del gobierno de Javier Duarte de Ochoa dijo que los videos donde aparecían Enrique Capitaine, Jorge Cotaita, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodríguez Acosta, que circulaban en redes sociales, no podían ser considerados ‘‘pruebas’’ y por tanto no contaban con las ‘‘evidencias’’ necesarias para armar un caso ‘‘sólido’’.
