La cautivadora vida y poesía de Emily Dickinson (1830-1886) indujo al poeta Jorge Esquinca (CDMX, 1957) a escribir una serie de monólogos dramáticos, cartas en verso, adivinanzas en prosa, un álbum botánico, una diatriba y un gabinete poético de curiosidades, que reúne en el libro Cámara nupcial.

Coeditado por Era y el Instituto Veracruzano de la Cultura, el poemario busca reflejar los distintos perfiles de la existencia y obra de Dickinson. La idea es acercarme a algunos de los misterios que propone su poesía, sin el propósito de resolverlos, sino de dejarme seducir por ellos y de esa forma hacer una reinvención de la reconocida poeta inglesa, explica el autor.

Uno de los propósitos de esa obra poética, añade Jorge Esquinca, fue experimentar diversas formas de escritura, de tal manera que cada uno de los ocho capítulos fue escrito en un estilo distinto.

El lector encuentra, por ejemplo, un epistolario en el cual “lo que hago es retomar un fragmento de una de las muchas cartas de Dickinson, dirigida a un joven; la traduzco y versifico; luego le respondo como si la hubiera escrito a un muchacho de algún lugar de México.

“En el primer capítulo, especie de monólogo dramático, la voz de quien dice el poema hace un viaje hacia una montaña cubierta de nieve, como metáfora de superar ciertos obstáculos para llegar a conocer el sentido profundo de algunos poetas y la vida misma.

“Hay también una serie de adivinanzas, un apartado lúdico, con cierto sentido del humor. Hay que recordar que la figura de Dickinson está estrechamente relacionada con el color blanco, pues vistió exclusivamente en la vida real de ese color durante sus últimos 20 años. Quise aprovechar la vena humorística de la poeta e imaginé un libro de adivinanzas en las que todas tengan que ver con el color blanco.

La última parte es una especie de diatriba en la que, en voz de la propia Dickinson, con una insólita fuerza de carácter, ella niega toda mi exploración, explica Jorge EsquincaFoto Jesús Villaseca

La última parte es una especie de diatriba en la que, en voz de la propia Dickinson, con una insólita fuerza de carácter, ella niega toda mi exploración en los misterios de su poesía.

En Cámara nupcial se entretejen paráfrasis y citas directas de los poemas y cartas de Dickinson. “El poemario refleja la posibilidad y/o imposibilidad de una relación amorosa, el misterio, el cuidado, la admiración y el amor hacia la naturaleza, así como el tema del viaje, que en el séptimo capítulo se expresa en un roadpoem”, que narra el trayecto de Nueva York a la ciudad de Amherst, Massachusetts, efectuado por el autor.

La poesía de Dickinson, destaca Esquinca, “ha sido para mí un faro, una guía en muchos momentos de mi vida. Es una poesía a la que vuelvo constantemente y que he estudiado desde diversos ángulos; tengo una bibliografía de unos 30 libros en torno a su figura y su obra.

Lo que siento (con su obra y su vida) es una invitación a no conformarse con lo hecho, si no siempre tratar de renovarse e intentar nuevas búsquedas expresivas, conocer bien la tradición, pero no quedarse en reproducirla, sino intentar trascenderla.