¿Cuándo se perdió el camino?
l Estado mexicano ha perdido el rumbo. O que tiene un destino que no se atreve a decir su nombre. A mediados del siglo pasado hubo quienes sostuvieron que la modernización del país era urgente. El aparato político se había convertido en una réplica del porfirismo atemperado por el principio de no relección del presidente. Aunque había crecido un estrato de clase media, las diferencias en el ingreso y la riqueza eran alarmantes. Hubo quien advirtió que de no rectificar, confiaríamos nuestra suerte a la integración de Estados Unidos. Eso ha sucedido. Sin embargo, volvernos un protectorado no ha mejorado las cosas.
¿Cuándo se dio el quiebre? Al terminar el gobierno de José López Portillo, la crisis de la deuda externa creó una presión muy fuerte sobre el gobierno de Miguel de la Madrid. Fue el primer presidente que se educó en Estados Unidos. A pesar de ser honorable y nacionalista carecía de experiencia en política internacional y tuvo que enfrentar a un gobierno de línea dura, de Ronald Reagan. Los grandes grupos de interés de Estados Unidos hicieron su trabajo. De la Madrid no pudo resistir y en lugar de negociar con energía, como gusta a los estadunidenses, hizo concesiones que eliminaron nuestros principales mecanismos de defensa. Carlos Salinas, su sucesor, consolidó esa política y creó un modelo aberrante: un neoliberalismo con autoritarismo político y fortalecimiento de los monopolios internos, sus aliados. No era un modelo para hacer prosperar a México, sino para asegurarle a él una hegemonía en los siguientes 25 años. El sometimiento a las políticas estadunidenses y la traición del PAN a la democracia fueron factores decisivos. Su experimento terminó en desastre financiero que obligó a Ernesto Zedillo, su sucesor, a abrir la competencia política, lo que debilitó la hegemonía del PRI y abrió las puertas de la alternancia. Zedillo hizo consistente la apertura democrática con su liberalismo económico. Fue un proteccionista extremo de los grandes consorcios a los que perdonó sus irresponsabilidades con el Fobaproa. El desempeño del PAN durante 12 años en la presidencia fue menos que mediocre. Mimetizó y estableció una alianza estratégica con el PRI. El viejo partido volvió a Los Pinos para intentar la restauración del régimen con el apoyo de PAN y PRD. Pero la sociedad mexicana era completamente distinta en 2012 de la que existía en 1970. El resultado está a la vista: el régimen está a la deriva. Necesitamos un nuevo proyecto nacional; su eje sería el combate a la corrupción/impunidad. Este cáncer lo penetra todo y distorsiona la estructura económica y política. Es la causa eficiente de la violencia que recorre a México.
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