Corpus, muestra del artista en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, concluye mañana
la manera de mirar lo que nos rodea
La belleza de lo imperfecto de 48 conjuntos y obras del escultor invitan a algo prohibido: no se deben tocar
Se observa el proceso de experimentación que caracteriza su trabajo, dice Jonathan Chávez en un recorrido con La Jornada
Hasta el 20 de marzo había recibido 43 mil 297 visitantes
Sábado 26 de marzo de 2016, p. 3
Las obras de Javier Marín expuestas en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México, invitan a algo que no se puede: tocar.
Son 48 conjuntos y piezas, incluidos en la exposición Corpus: la belleza de lo imperfecto, creados con distintos materiales, sobre todo resina mezclada con materias orgánica e inorgánica, que crea texturas diferentes.
Una escultura de resina combinada con amaranto difiere de aquellas en las que se utilizó bronce, y las que llevan tabaco y tienen un tono oscuro de las que llevan sal y brillan con la luz.
Lo que sí se puede hacer, cuando la museografía lo permite, es rodear las esculturas. Así el visitante observa que detrás de las cabezas de Siete (Barbudos I, II, III, IV, V, VI, VII) se encuentra la palabra vivirás
, por delante, en la frente; las letras forman la palabra matarás
.
También se pueden rodear las puertas que pertenecen a una colección privada y llevan por nombre Alas, y así se miran las palabras, los pequeños detalles, los bordes. Lo mismo ocurre con la cascada que está en la última sala, compuesta por cientos de figuras que no es otra cosa que la obra reunida de Javier durante todas estas décadas de trabajo y podrían ser más de mil
, de acuerdo con Jonathan Chávez, coordinador de voluntariado y servicios al público, quien acompañó a La Jornada en el recorrido por la exposición Corpus.
Son piezas monumentales, como las que reciben al visitante, emplazadas en los espacios de la entrada del recinto, o una pequeñita (una bebé) que no llega a 10 centímetros.
Hay cabezas, bucles, hombres y mujeres, dos círculos enormes en los que se adivinan pedazos de seres (torsos, caras, manos, pies); también fotografía digital de cortes transversales de algunas obras y fotografías intervenidas por el artista con pintura blanca dejando sólo los alambres con los que están unidas, como un reconocimiento a los artesanos que participan en la elaboración de las obras, como él mismo dice en un video que se proyecta en una sala pequeña.
Quehacer creativo de 30 años
Esta exposición se pensó como una forma de conmemorar 30 años de trabajo de Javier Marín y replantea esa manera de ver lo que nos rodea
, explicó Chávez, quien señaló que es un proyecto en el que se puede observar ese proceso de experimentación que caracteriza a la obra de este artista nacido en Uruapan, Michoacán, en 1963, quien ha participado en más de 200 exposiciones colectivas y cien individuales.
Estas obras partieron de la necesidad de Marín de tener un registro de sus trabajos en barro, para lo que utilizó la resina y ésta, con sus imperfecciones, dio origen a lo que ahora puede verse en esa muestra que hasta el pasado 20 de marzo había recibido 43 mil 297 visitantes.
Otra peculiaridad es que Javier Marín siempre experimenta no sólo con materiales, sino con técnicas y tecnología
y este proceso puede constatarse en la escultura monumental Mujer, que se encuentra en lo que era la sacristía. Es la primera ocasión que hace un trabajo en madera
y para esta pieza recurrió también a la tecnología que emplean ahora los artesanos de la zona de Bolzano, al norte de Italia y muy cerca de la frontera con Austria.
Es la parte inferior del cuerpo de una mujer, de vientre a pies, y los artesanos la llevaron a un modelo tridimensional que después se trabajó con lo que se conoce como brazo de chango
, pero en lugar de pinza tiene una motosierra. Es un proceso capaz de reproducir cada uno de los detalles plasmados por Javier Marín en la escultura en arcilla.
Cascada y fotografías digitales
En la última sala se encuentra la cascada y las fotografías digitales, junto con otras. Aquí el visitante podría pensar que es el final, sin embargo, no es así: al salir, si mira hacia arriba, encontrará la última pieza, Esqueleto grande, en una de las paredes que rodean el Patio de Pasantes.
Javier Marín: Corpus se complementa con tres salas: video, interactiva y de consulta, además de un taller donde niños, adolescentes y adultos pueden crear su propia escultura en plastilina.
En un principio esa exposición se programó para concluir el pasado 20 de marzo, sin embargo se prorrogó y la fecha de cierre será este domingo 27.
El Antiguo Colegio de San Ildefonso se ubica en Justo Sierra 16, Centro Histórico. Permanece abierto toda la Semana Santa en horario de 10 a 18 horas.