El secretario de Salud, José Narro Robles, reconoció ayer en Durango que el embarazo en menores de edad es un problema que se ha dado durante varios años, pero parece que tanto las autoridades como la sociedad se han acostumbrado y no han hecho mucho. Todos hemos fallado, dijo.

Señaló que en el país más de 350 mil niñas y adolescentes se embarazan al año. El problema, puntualizó, no es exclusivo de una sola entidad, sino un asunto que ha estado presente por muchos años y décadas.

Ha llegado el momento, no tengo duda, de hacer todo lo que se tenga que hacer en salud, educación y atención a jóvenes, para asegurarnos de dos cosas: primero, que quienes están en edad de tomar decisiones al respecto lo hagan con toda la información y responsabilidad. Y quienes no lo están, que se trata de embarazos en adolescentes y niñas, asegurarnos de que eso no se presente. No es posible que una menor de 10 a 14 años dé a luz a un bebé, cuando una niña tiene que estar jugando, mencionó.

En la Ciudad de México, Carmen Barroso, directora de la Federación Internacional de Planificación Familiar, señaló que las consecuencias desfavorables de un embarazo no sólo son para las adolescentes, quienes ven frustrados muchos de sus sueños por cuidar de otra vida, sino para el desarrollo económico del país, pues ese fenómeno disminuye el producto interno bruto, dijo.

Añadió que la maternidad entre menores es extremadamente desigual, pues si bien sucede en todas las clases sociales, es cinco veces más frecuente en niñas pobres que en las de estratos sociales altos, sostuvo la especialista.

El acceso a la información sobre sexualidad y cuidado, así como la posibilidad de practicarse un aborto, aunque sea ilegal, hacen la diferencia, explicó Barroso, quien recientemente fue nombrada por la organización Woman Deliver entre las 100 líderes más influyentes en materia de salud materna.

Narro, en su gira por Durango, señaló que el problema tiene solución, la cual pasa por la educación, la prestación de servicios de atención a la salud reproductiva, la planificación familiar, el diseño de programas para niños y jóvenes y la organización conjunta de los servicios gubernamentales.

Todos hemos faltado y fallado. Cada vez que hay un embarazo en una niña es un fracaso y una falla de la familia, sí, pero también del conjunto de la sociedad y de las estructuras públicas. Lo tenemos que asumir como un asunto que debemos atender entre todos, y sólo vamos a erradicarlo si somos capaces de unirnos.

(Con información de Blanca Juárez)