Profesores de secundaria y trabajadores administrativos de la sección 10 y 11 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la ciudad de México, afirmaron que “al más puro estilo del sindicalismo charro se impusieron nuevamente las dirigencias gremiales en congresos seccionales amañados”.

Delegados asistentes señalaron que hubo un control total de los grupos institucionales en el debate de las plenarias. Incluso se llegó al exceso de modificar las relatorías de las mesas de trabajo, donde por unanimidad se rechazó la aplicación de la reforma educativa para que no quedara plasmado en los resolutivos.

Los maestros y trabajadores administrativos de la sección 11 denunciaron que en ambos congresos se impidió el registro de las planillas del magisterio disidente, con el argumento de que no contábamos con los delegados necesarios para integrarlas o que no se cumplía con la acreditación oficial de todos los miembros, cuando se demostró que no era así.

Al respecto, Job Bernache Guzmán, representante del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE en el congreso extraordinario de la sección 10, rechazó que se hayan violado los derechos gremiales de los docentes, y destacó que no se permitió el registro de la planilla del magisterio disidente porque no todos sus integrantes eran delegados efectivos.

Pese a que reconoció que como todo reglamento se presentan ciertos vacíos en el ejercicio que realizamos en los procesos de elección. Es una democracia representativa, sólo los delegados que asisten participan con voz y voto.

Sabino González, candidato de la planilla del magisterio disidente, señaló que como ocurrió en diciembre de 2011, “los charros impusieron a su candidato, Gustavo Vera Franco, aunque con divisiones internas, pese a que la orientación de los enviados de la dirección del SNTE para controlar el congreso –en el que participaron 760 delegados– fue que sólo pasaría una planilla de unidad”.

Braulio Mena, delegado asistente, denunció que en los trabajos de la mesa sobre la certeza laboral se aprobó por unanimidad el rechazo a la reforma, pero el presidente Domingo López dio por concluidas las discusiones y en la plenaria se negaba a dar lectura a los resolutivos. Al final logramos que se leyeran, pero nos pasaron la aplanadora con el voto de sus delegados para que no se integrara en los resolutivos finales.

En la sección 11, Juan Alejo, delegado al congreso seccional, destacó que tampoco se permitió el registro de la planilla del magisterio disidente, pese a que demostramos que todos nuestros integrantes contaban con documentos que los reconocían como delegados.