Advertencia sin engaño
A respirar veneno
De caprichos y climas
l uso del muy temido, por devastador, se los dijimos
, nos habla del despotismo con el que las autoridades de Medio Ambiente de la Ciudad de México han tratado todas las advertencias que mostraban que un episodio ambiental se suscitaría de un momento a otro. Por ello, y porque ha puesto al jefe de Gobierno en una situación muy peligrosa, políticamente hablando, la señora Tanya Müller debe renunciar.
El asunto debe estar en el escritorio del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, porque la historia de los esfuerzos de gobierno por evitar problemas atmosféricos parecía, cuando menos, controlada, pero después de una década de condiciones más o menos buenas en el aire –no se registró ninguna contingencia desde enero de 2005–, otra vez el aire se volvió un peligro.
Para darnos una idea de qué ha pasado en la zona metropolitana del valle de México, podríamos señalar que mientras en 1991 sólo se tuvieron dos días de aire limpio en ese espacio, en 2011 se pudo vivir con 230 días con una calidad de ambiente bueno, así, a secas, pero sin episodios de emergencia ambiental extremos.
Ahora, las medidas que se dictaron desde la Secretaría de Medio Ambiente de esta ciudad, aunadas a las decisiones legales que regresaron a la circulación en las calles de la capital poco más de 600 mil vehículos al día, lograron, junto con los fenómenos atmosféricos, que los capitalinos volviéramos a respirar veneno.
Fueron muchas las voces que advirtieron que las condiciones climáticas son más caprichosas que la señora Müller, y se disparan en contra de la población en cuanto las autoridades cometen un error que propicie su embate. Eso sucedió ahora, aunque, a decir verdad, el golpe más fuerte fue en contra de Miguel Ángel Mancera, a quien se culpará de haber logrado un retroceso en el renglón de la calidad del aire, y decimos esto porque de la señora Müller nadie se acordará dentro un meses, pero Mancera tendrá que llevar el peso de esa losa durante los años que siguen.
Hoy más que nunca se requiere poner orden en la movilidad de esta ciudad. Reducir el ancho de las ciclovías, que muy poco son usadas por los ciclistas, quienes prefieren los camellones o las calles en sentido contrario, o de plano las banquetas para circular, suena a una medida que contribuiría a hacer más fluido el tránsito vehicular y con ello reducir la quema de combustible de manera inútil que se hace en muchas calles de la ciudad.
Junto con ello, la revisión de los transportes de pasajeros que llegan a esta capital provenientes del estado de México, también sería buena, siempre que se impidiera circular a los camiones contaminantes, y junto con todo esto el regreso al Hoy no circula, que, se diga lo que se diga, nos acaba de probar que era un tanto efectivo. Eso es lo que debería defender la secretaria de Medio Ambiente y no hacerse cómplice de las empresas que en nombre de la movilidad han pervertido el aire de aquella, la región más transparente.
De pasadita
Vaya broncón que se le armó al jefe delegacional de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila. Los empleados de la demarcación salieron a la explanada del edificio administrativo para reclamar que el funcionario haga con sus sueldos lo que le pegue en gana, sin consultarlos, claro. La manifestación en contra de Monreal, que quiere ser jefe de Gobierno, muestra también que con trampas y prepotencia no se puede ganar el favor de la gente, y menos su voto. Qué bueno que la gente se vaya dando cuenta de que no todo lo que viene de Morena puede ser en su beneficio, y que hay que tener cuidado con Monreal, el primer chucho en Morena. ¡Aguas!