Río de Janeiro.

Un día después de que millones de manifestantes en todo Brasil exigieron en las calles la salida de la presidenta Dilma Rousseff, el jefe de gabinete, Jacques Wagner, reconoció el descontento popular con la clase política del país, pero aseguró que la débil economía es la razón principal de que las protestas hayan tenido tanta convocatoria.

Las declaraciones de Jacques Wagner, quien en conferencia de prensa afirmó que el gobierno cuenta con los 172 votos para frenar el proceso de impeachment (juicio político) que impulsa la oposición de derecha, siguieron a una reunión de Rousseff con sus asesores, en lo que fue el primer intento del gobierno por tratar de explicar lo que los principales diarios brasileños calificaron de las mayores marchas en la historia del país.

Las personas están hartas de la clase política, dijo Wagner, y agregó que todo contribuyó a que la gente saliera a las calles. Opinó que lo principal son las vidas de las personas, es decir, la economía.

El carácter pacífico de las manifestaciones de este domingo demuestra la madurez de un país que sabe cómo coexistir con opiniones diferentes y cómo garantizar el respeto a sus leyes e instituciones, afirmó Rousseff en un comunicado tras las protestas.

En este contexto se informó que el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva declaró a la policía federal, durante el interrogatorio al que fue sometido el pasado día 4, que volverá a disputar la presidencia en las elecciones de 2018. Indignado por lo que calificó de un intento de condenarlo antes de ser juzgado por las sospechas que lo vinculan con el escándalo de corrupción en Petrobras, dijo que ante tanta insolencia decidió ser candidato para que otros también aguanten insolencias.

Lo que me están haciendo hará que cambie de posición. Yo que estoy viejito y ya quería descansar; voy a ser candidato a la presidencia en 2018 porque creo que mucha gente fue insolente conmigo (entonces) van a aguantar insolencias de aquí en más, expresó.

El interrogatario, divulgado este lunes en forma integral por la policía, fue realizado cuando Lula fue conducido en forma coercitiva a declarar.

Dijo que él tiene una historia de vida y usando duras expresiones dijo estar furioso porque la falta de respeto y las actitudes cretinas conmigo pasaron los límites.

En su testimonio, negó en forma rotunda haber intercedido ante empresas privadas, entre ellas las grandes constructoras contratistas de Petrobras acusadas de defraudar al ente, para que donaran dinero a su fundación, el Instituto Lula, o a sus campañas políticas.