En el centenario de su creación, la industria militar puso en marcha un ambicioso proyecto: la construcción de aviones de adiestramiento para el Colegio del Aire y, en un plazo de 20 años, estar en condiciones de producir aviones de reacción (cazas) de capacidades similares a los que existan en ese momento en el mundo.

En entrevista con La Jornada, el general de división Genaro Fausto Lozano Espinosa destaca otro ambicioso proyecto: que para 2020 la totalidad del armamento del Ejército y la Fuerza Aérea mexicanos sea nacional.

Se busca que para ese año todo el personal castrense –actualmente son 230 mil los elementos pertenecientes a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)– utilice armamento de la familia FX, que incluye el fusil FX-05 (con lanzagranadas y bayoneta), pistola ametralladora, ametralladora ligera y una pistola, producidos totalmente por obreras y obreros militares, con un ahorro importante para la economía nacional.

En plática realizada en sus oficinas, donde tiene una pequeña exhibición de la colección de las armas, condecoraciones y piezas escultóricas de la industria militar, el divisionario –quien ha sido comandante en diversas regiones militares a lo largo de su carrera– destaca orgulloso la importancia que tiene para las fuerzas armadas y para el país el cumplimiento de los 100 años de existencia de la industria militar –que se cumplen el 16 de octubre próximo–, por el ahorro en la adquisición de armas, municiones y vehículos blindados, además del desarrollo tecnológico que representa.

Para dar una idea de ello, comenta que el fusil FX, el cual está en proceso de migración, porque está sustituyendo a los G-3 y HK, tiene un costo de producción de 10 mil pesos, aproximadamente, mientras uno similar en el extranjero está entre 30 y 40 mil pesos.

Por ejemplo, si se toman en cuenta los 230 mil militares que hay actualmente, tan sólo la compra en el exterior de los fusiles que utiliza la tropa sería de entre 460 millones y 960 millones de pesos, aproximadamente.

Con esto tendremos una familia ligera de armas, completamente mexicanas; es un proyecto muy importante, que significa una enorme economía para México.

Cuestionado sobre la posibilidad de exportar armas, Lozano Espinosa responde: creo que sí hay mercado; no existe nada que lo impida. La industria militar tiene facultades de importación y exportación de armas y vehículos. Entonces, legalmente está sustentado, es un tema que estamos estudiando y que pensamos tiene alta factibilidad.

Respecto de la relación que guarda la industria militar con la Armada de México, comenta que cada quien maneja su armamento. Los marinos ya tienen algunos fusiles FX-05, y lo deseable sería que tuvieran todos, pero eso va en función de los modos de operar de cada fuerza armada, para cada acción se requiere cierto tipo de arma.

En cuanto al proyecto de construir aviones de prácticas –que se prevé participen en el desfile del 16 de septiembre de 2018 los primeros tres prototipos–, relata que nuestro país tiene una rica cultura aeronáutica que se puede retomar, porque se cuenta con la capacidad, la tecnología y los recursos humanos suficientes.

México, precisa, produjo aviones hasta 1924. “En aquel tiempo la industria aeronáutica era importante; se produjo una hélice Anáhuac, que era de madera y fue ampliamente reconocida e imitada en el mundo. Tuvimos el primer combate aeronaval en el mundo, con aviones producidos aquí, y el primer presidente en el mundo que voló en un avión de ese tipo fue Francisco I. Madero.

“Desafortunadamente se paró este proyecto; había en ese tiempo un coronel estadunidense que fue contratado por el gobierno mexicano para impulsar el desarrollo de la industria aeronáutica en México, que se llamaba Ryan O’Neill. Los primeros años impulsó el tema, pero en el tercero o cuarto año les dijo a las autoridades de entonces que era mejor comprar los aviones que construirlos, que era más barato y más rápido. Le hicieron caso, lo que produjo prácticamente 90 años de atraso en la industria aeronáutica nacional”.

Inicialmente se producirán tres aviones de adiestramiento de dos plazas para 2018; a partir de 2019 se espera empezar la línea de producción, y en 2020 contar con 35 aeronaves, de hélice, de aproximadamente 180 caballos de fuerza, para adiestramiento en el Colegio del Aire; posteriormente, escalar a una nave de cuatro plazas para transporte de mandos y así sucesivamente, hasta llegar a una de reacción; ese el proyecto para 2036.