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Aumenta el descontento social contra el sistema: ONG
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de febrero de 2016, p. 9

La voz que surge desde las barrancas de la montaña puede cimbrar un sistema que desprecia y ningunea a los indígenas, subraya Abel Barrera Hernández, quien en 1993 fundó el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, en Guerrero. Tres años más tarde, en Oaxaca, surgió una organización civil distinta, la primera que luchó por el reconocimiento de los afrodescendientes: México Negro. Este año el activista y la agrupación afro recibirán el Reconocimiento por la Igualdad y la No Discriminación 2015.

El galardón lo otorga la asamblea consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), integrada por representantes del sector privado, social y de la academia. Barrera Hernández lo recibirá en la categoría nacional y México negro, en el rubro institucional.

Sergio Peñaloza Pérez, quien constituyó la organización de afromexicanos, será quien recoja el premio el próximo miércoles.

La organización México Negro será premiada

Ambos personajes sostienen una lucha de alrededor de dos décadas y aún tienen gran esperanza en sus causas. “Abrí los ojos en esta montaña y pronuncié por primera vez ‘derechos humanos’ al ver cómo la gente salía de sus casas para evitar que empresas madederas cortaran los bosques. Aprendí a caminar en ese sendero escabroso de lucha, junto a ellos”, recapitula en entrevista el antropólogo Abel Barrera.

El reconocimiento, que se suma al que Amnistía Internacional Alemania le otorgó en 2011, y al de Derechos Humanos Robert F. Kennedy, en 2010, lo atribuye a los indígenas. Llega, dice, en un momento crucial por la lucha para la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Estamos en un país ensangrentado, ávido de justicia.

La impunidad tiene un trasfondo que alimenta el gobierno: la discriminación, asevera. El desprecio al otro, al que ve una forma comunitaria de vida, que habla otra lengua, que se organiza. Ese otro tiene nombres estigmatizados: indígena, jóvenes, estudiantes, ayotzinapos, como los llaman los que los desprecian.

Y esos otros, como los llama Abel, también son los afromexicanos. Nos han borrado de la historia y nos han negado el desarrollo después de la esclavitud, de la que somos producto. El Estado mexicano tienen una deuda con nosotros que se ha tardado mucho en saldar, recrimina el profesor Sergio Peñaloza.