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Agustín Marchesín, portero de Guerreros evitó un gol de último minuto

Lleno de suplentes, con más emoción que puntería, Pumas regala empate con Santos
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Bryan Rabello, de Santos, y Jose Hibert Ruiz, de Pumas durante un juego que no cubrió las expectativas del públicoFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de febrero de 2016, p. 3

Pumas se desdobló en un equipo alterno. Los jugadores que usualmente ocupan un lugar en la banca salieron este domingo como titulares, se pensaría con la obligación de aprovechar la coyuntura, pero en lugar de eso prolongaron la estela negativa de partidos sin ganar en Ciudad Universitaria.

Tenían ventaja de un gol y regalaron el empate. Nada que no se haya visto antes en CU. Pero esta vez, Santos no hizo ningún amago de que buscara algo más. Es como si el conjunto de La Laguna tropezara ante una billetera repleta, pues el inexpresivo 1-1 del duelo llegó por un penal que cometió la defensa universitaria en una jugada inofensiva.

Los titulares fueron relevados después de jugar a media semana en la Copa Libertadores, donde vencieron 4-2 al Emelec. El técnico Memo Vázquez sólo dejó al insustituible Darío Verón y a Luis Fuentes. El resto de la escuadra saltó de la banca para aprovechar minutos que no abundan.

El equipo universitario parecía que lo entendía bien en los primeros minutos, en los que fue evidente que para ellos jugar es un placer. Pateaban la pelota y corrían sonrientes, recuperando la carga lúdica del oficio. Daniel Ludueña fue quizás quien mejor provecho sacó de esos minutos valiosos. No corrió demasiado, porque lo suyo no son las explosiones, pero en cambio le sacó provecho a su talento artesanal.

Así le dio el gol a Pumas al cuarto de hora de juego. En una jugada en la que hizo una pared con Dante López, recortó a los defensas y en un duelo cara a cara con el impresionante arquero Agustín Marchesín remató con una delicia. No celebró como gesto de decoro ante su ex equipo, pero el gol merecía un aplauso incluso del propio portero santista.

Después del gol Pumas se acomodó aún mejor, tocó con ritmo y combinaba con ingenio. Durante varios minutos Fidel Martínez se acompañó de maravilla con Ludueña, en paredes caprichosas o juguetonas, pero que al final no culminaban. Algunos jugadores, como Dante López, exhibían más emoción que puntería, como esos niños que ante la oportunidad se consumen en ansias. Lo mismo que Mathías Vidangossy, quien movía las piernas de más, intentaba gambetear con demasiado énfasis y terminaba enredado en sus propias intenciones.

Santos sólo aguantaba, pero sin ningún atisbo de contragolpe. Puro orden sin filo. En esa estrategia, una jugada que no habría llegado lejos se convirtió en la trampa para Pumas a punto de terminar el primer tiempo. Bryan Rabello intentó colarse entre la defensa. Josecarlos Van Rankin no encontró mejor recurso que un ligero abrazo y el chileno sólo se desmadejó para hacer más dramática la falta. El penal lo cobró con eficacia Néstor Calderón para el empate 1-1 definitivo.

La segunda parte no cubrió las expectativas. El desánimo de los universitarios contrastó con la abulia santista. Los cambios de Memo Vázquez tenían la intención de afinar el ataque pero ni el ingreso de Javier Cortés ni de Luis Quiñones le cambiaron el pulso.

No sólo pecaron de imprecisos los universitarios, pues también tuvieron enfrente a un arquero Marchesín atento y tenso como resorte. En la última jugada del partido, una verdadera oportunidad arruinada, Dante López aprovechó una pésima salida de Santos. El paraguayo corrió hecho una furia rumbo al arco, pisó el área y cuando encaró al portero le apuntó a quemarropa. Marchesín alcanzó a manotear para que Pumas saliera una vez más de casa, la tercera, sin victoria.