Berlín.

Ocho adultos, una adolescente de 15 años y un niño enfermo habitando bajo el mismo techo en comunidad, además del título de la cinta –Kollektivet (Colectividad)–, podrían hacer pensar en aquellas comunidades de los años 70, donde los mayores elegían vivir juntos, de forma un tanto anarquista y con el amor libre como hilo conductor de vida.

La cinta que trae el realizador danés Thomas Vinterberg a la Berlinale expone su propia idea de vida en común; el conmovedor drama arrancó largos aplausos en la recta final del festival de cine alemán.

La constelación es la siguiente: dos parejas entradas en los 50; dos hombres solteros de alrededor de 45 años, una adolescente, hija de una de las parejas, y un niño de ocho años enfermo del corazón, de la otra pareja, quien además sabe y repite constantemente que su vida terminará cuando cumpla nueve.

La trama

La historia: Erik y Anna –interpretados por los famosos actores daneses Ulrich Thompsen y Trine Dyrholm– y su hija de 14 años han heredado una casa de 450 metros cuadrados. La opción de venderla no los convence; entonces Anna propone hacer del espacio una colectividad de adultos que vivan en armonía.

Invita a algunos amigos a unirse a la idea: un viejo amigo de ellos y otra pareja que tiene al pequeño de ocho años, y deciden abrir espacio también a un desconocido.

Las reglas son claras: hay que pagar una renta que no es nada barata, hay una caja común para la comida y bebida y regularmente se reúnen en asamblea para discutir asuntos domésticos.

Todo va bien, la convivencia parece funcionar; son adultos dispuestos a seguir las reglas de esto, que parece demostrar que son los amigos la familia que uno escoge.

El respeto y la armonía se respiran en la casa. Cada quien se ocupa de sus trabajos; se apoyan, se preocupan uno por el otro, viven juntos el duelo cuando el pequeño, efectivamente, a los nueve años no sobrevive a la cardiopatía que lo aqueja; en fin, todo va bien hasta que sucede algo con que nadie contaba.

Los dueños de la casa, Erik y Anna –él, profesor universitario, ella moderadora de noticias en la televisión–, llevan 15 años de matrimonio. Erik se enamora de una atractiva estudiante de 24 años, Emma. No se trata de la simple aventura de un hombre en climaterio con una jovencita.

Emma termina incorporándose a esta gran familia y Anna desborda comprensión y estabilidad emocional aceptando la situación; se trataba de seguir las reglas de una relación abierta. Sostener estas normas funciona para Erik, pero al poco tiempo Anna termina quebrándose y no logra mantener la situación. Es ella la que decide mudarse y la familia de amigos se queda en la casa.

Con Kollektivet, el director Vinterberg trae aspectos autobiográficos, cuando dio a conocer que él mismo vivió 12 años en una de estas comunidades, durante su niñez y adolescencia.

Thomas Vinterberg fue, junto con Lars von Trier y otros cineastas daneses, cofundador del movimiento fílmico Dogme 95, en 1995, conocido en el mundo como Dogma. Crearon un manifiesto en el que se fijaron reglas para hacer cine basado en valores tradicionales, renunciando incluso al uso de efectos especiales.

Fue un movimiento muy popular, pues pretendía mostrar que se podía hacer cine de calidad sin depender de grandes recursos, como en Hollywood, y apoyándose en presupuestos de sus gobiernos locales y canales de televisión. El movimiento se disolvió en 2005.