Niños con cáncer y otras enfermedades graves, algunas incurables, pacientes del Hospital Infantil de México Federico Gómez saludaron ayer al papa Francisco, le regalaron dibujos, se tomaron fotos con él, y una de ellas, una jovencita con un tumor, le cantó el Ave María.

Alrededor de 45 minutos antes de lo programado llegó el pontífice al nosocomio, donde conversó con más de 70 pequeños, quienes estuvieron acompañados de alguno de sus padres. A cada uno le dio un beso, la bendición, un rosario y una estampa con su ima-gen. Les deseó que recuperen su salud e hizo un reconocimiento a la labor del personal médico, de enfermería y de todos aquellos que los cuidan.

Gracias, subrayó, “a todas las personas que no sólo con medicamentos, sino con la cariñoterapia ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría”. Ellos, les dijo a los pequeños en referen-cia a los trabajadores de salud, los bendicen con sus cuidados, pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a ellos, pedir a Dios que los cuide.

El Papa llegó al hospital luego de la misa que encabezó por la mañana en Ecatepec. En el acceso número 3 de la unidad hospitalaria lo esperaban la señora Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto; el secretario de Salud, José Narro Robles, y el director del nosocomio, José Alberto García Aranda, quienes lo acompañaron durante el recorrido que duró poco más de una hora.

Primero estuvieron en el vestíbulo del auditorio principal con un grupo de 25 pacien-tes. Ahí, Rivera dio la bienvenida y agradeció su visita. El Papa, a su vez, agradeció la oportunidad de visitarlos, de poder compartir un ratito de sus vidas, las de todas las personas que trabajan como médicos, enfermeras, miembros del personal y voluntarios que los atienden. Gracias, les dijo de manera rei-terada, porque todos los días busquen la mejor manera de cuidar a los niños y que sus sonrisas sigan creciendo cada día.

Resaltó la importancia, en momentos de enfermedad, de sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos. Angélica Rivera también agradeció su visita y le entregó un regalo del patronato del hospital, una pintura del artista Franco Fontanella: Virgen con el niño.

Luego se dirigieron a la unidad de hemato oncología, donde lo esperaban otros 25 pequeños, a los que igualmente saludó. Ahí estaba una paciente que primero se puso de pie para conversar con él. Se volvió a sentar y empezó a entonar el Ave María. El prelado la escuchó con atención y detrás suyo estaba, conmovida, la esposa del Presidente.