Seminario sobre propaganda política
amos a obviar capítulos de mi aventura guerrerense o nunca terminaremos. Después de media hora de bajar agresivos escalones llegué con bien al salón donde se llevaría a cabo nuestro seminario sobre propaganda política. Los participantes eran alrededor de 50 entusiastas guerrerenses, mujeres y hombres en proporción muy equilibrada. La mayoría treintañeros, aunque había excepciones hacia arriba y hacia abajo. El alboroto tropical era apabullante. Estoy convencido que en Guerrero la gente no habla, sino grita, canta, tararea. No hace ademanes ni expresiones faciales. Gesticula, contorsiona, brinca, desdobla, achica, agiganta. Se mueve.
Pier Paolo Pasolini, en Pésaro, Italia, sostenía que el primer y principal lenguaje del hombre habría sido el movimiento, la acción
. Agregaba: Las modificaciones de las estructuras sociales constituyen el lenguaje de los revolucionarios. En ese sentido, Lenin ha escrito el más bello poema de la acción
. En ese orden de ideas, los guerrerenses son la comprobación absoluta de la tesis del realizador italiano: son seres archiparlantes, hiperquinéticos y, por supuesto, revolucionarios por naturaleza.
El doctor Fernández hizo una presentación de mi persona tan rimbombante, que pensé que había otro orador antes que yo. Para no hacerlo quedar mal, de inmediato di inicio a un rollo que me acredita como especialista y docto en esos temas. Y no puede ser de otra manera, si lo he venido repitiendo durante casi 50 años. Como expositor mi problema no es tanto de ignorancia, sino de memoria.
Comencé refiriéndome a la biología del siglo pasado, la cual sostiene que sería imposible el estudio de la vida de cualquier organismo aislándolo de su hábitat. Con voz que aspiraba a un escaloncito de autoridad, expresé: La mera y llana subsistencia de cualquier organismo necesita no sólo de las sustancias que su metabolismo exige, sino de manera fundamental de información oportuna y suficiente sobre su mundo circundante. La información y la existencia son binomio indisoluble. La información es elemento fundamental de la existencia y factor esencial de la transformación. La vida es, sin duda, información. El hombre se comunica al margen del lenguaje, porque la comunicación es, antes que nada, una presencia, una manera de ser, una interacción. Según la tesis de Watzlawick, una conducta
. Con voz apropiada para el momento, terminé: No hay duda: ser es comunicar.
Ya encarrerado en mi antiquísima y seguramente apolillada disertación me fui sobre uno mis clásicos: Edward Sapir, quien escribió: El hombre tiende a considerar el habla tan natural como la respiración o el caminar. Un niño está preparado por su herencia biológica para caminar, porque la conformación de sus músculos y sistema nervioso están, desde el principio, adaptados en tal sentido. Sin embargo, hoy, un hombre solo podrá aprender a caminar pero no a comunicar ideas
. El lenguaje es, ciertamente, un producto cultural que el hombre ha construido y, a su vez, el lenguaje es un cocreador de la sociedad. Para la biología, aventándome el tiro, aseguré que la información es lo que determina la vida.
El auditorio escuchaba atento, pero no muy entusiasmado. Algunos tomaban notas, pero los sentía un tanto insatisfechos. Eran supervivientes de muchos rollos que les habían asestado los días anteriores. Tomé una decisión drástica, porque prefiero mil veces más un auditorio hostil que uno indiferente. De golpe cambié los roles de emisor-receptor y los incité a la participación activa: ¿Quién sabe la diferencia entre propaganda y publicidad? ¿Qué dicen la Constitución y el Cofipe sobre la emisión de la propaganda que realizan los partidos y los candidatos? ¿Qué opinan del actual modelo de comunicación en los medios electrónicos, que los intereses empresariales pretenden echar abajo? La que se armó. Estoy seguro de que pude haberme salido y no lo hubieran notado o no les habría importado. Ellas y ellos están enterados, tienen información, pero lo más importante es que tienen ideas propias, puntos de vista que defienden con razones personales y un temperamento colectivo que impresiona. En un momentito que pude recuperar mi sitial los convoqué a un ejercicio al que no pudieron resistirse: vamos a dividir el grupo y formar dos partidos políticos que se enfrenten por la gubernatura del estado. Ya sobre la marcha iremos conociendo y practicando cuestiones fundamentales de la propaganda política. La propuesta fue muy bien recibida y de inmediato empezaron las conversas, los acuerdos y, obviamente, las diferencias.
Propuse el modelo comunicacional que suelo plantearme en mis trabajos profesionales. Lo expliqué, fundamenté y sometí a discusión. Al más rudimentario de los modelos conocidos de quién... dice qué... a quiénes, se le actualizó y amplió así: bajo qué condiciones… quién… por qué medios... dice qué... a quiénes… y con qué resultados.
Ambos partidos tenían que, además de resolver el modelo expuesto, escoger su nombre y dar a conocer cinco puntos fundamentales de su ideario, sus razones de ser, los objetivos que los aunaban (de pasadita vean que cosa más bonita significa el verbo, tan poco usado, de aunar: unir, armonizar, poner de acuerdo a personas distintas para contribuir a una causa común para alcanzar un fin determinado
).
Eran ya las 8 o 9 de la noche. Teníamos horas de agobiante conversa y yo moría por un martini o dos margaritas, pero la euforia colectiva hacía imposible retirarme. El entusiasmo guerrerense era acojonante. Hubiera dado cualquier cosa por esa edad y ese entusiasmo. Todos sabíamos que era un juego, pero pocas cosas hay más serias que los juegos. Las veía, los veía y una emoción del siglo pasado (mi época de emociones y –oh témpora, oh mores– de pulsiones, diría Sigmund) me retenía en ese angustioso cono. Por fin me di cuenta de que estorbaba y me retiré.
Al día siguiente, cuando entré al salón, tuve que echar mano de mis mejores recursos actorales y ofrecer una impecable representación de Buster Keaton ( Cara de palo) y no mostrar el impacto que me causó el escenario que tenía ante mí y que hubiera sido la envidia del pato Donald o de Trump (el otro pato) para el caucus del pasado primero de febrero en Iowa, donde tengo entendido que no le fue del todo bien. Era un mundo de música, mantas, carteles, banderines, consignas, gafetes con el nombre del partido o del candidato de cada grupo (por cierto, los dos escogieron candidatas). Y los infaltables globos (¿o que no somos un pueblo globero?) con el color seleccionado por cada partido. Era evidente que nadie había dormido en toda la noche. La impresión de carteles, afiches, pins, pancartas y hasta la elaboración de un sencillo power point los mantuvo en vela. Acallar las porras y los cantos escritos ex profeso no fue fácil. Tuve que amenazarlos con consignarlos ante el tribunal federal electoral, que como todo mundo sabe es implacable en la aplicación de la ley, a menos que se trate de un tucán compartidor de las honorables prerrogativas que el Estado le otorga por su denodada defensa del sistema democrático de gobierno. Primero los presidentes de cada partido expusieron su declaración de principios y su programa de acción. Luego presentaron a sus respectivas candidatas. A continuación cada una de ellas, con seguridad y solvencia impresionantes, dieron a conocer sus convicciones, sentires ideológicos y, además, algunas líneas de buen gobierno y honorable administración. A Alpha Munive Loza y Concepción Luna Ortiz, bellas e inteligentes candidatas, les mando mi mayor reconocimiento y gratitud por esa transfusión de emoción política que me aplicaron y que cada día me es más necesaria. Aquí entre nos, les digo: No tengo idea de quién fue el candidato perredista a la gubernatura, pero con este equipo trabajando el gobierno no se les hubiera ido de las manos.
A mi regreso a México encontré los recortes de prensa que transcribo: Comando ejecuta a dos taxistas y plagia a 10 hombres en Arcelia, Guerrero (Sergio Ocampo). Apatzingán y Acapulco, donde más niños consumen mariguana (Ángeles Cruz). Arrecia violencia en Tierra Caliente. Un grupo de hombres armados irrumpió en una escuela secundaria y secuestró a cinco maestros (Jesús Guerrero). Acapulco, primer lugar en homicidios en México; cuarto a escala global (Dpa). Secuestran a cinco maestros de una secundaria (Sergio Ocampo y Héctor Briseño). En Guerrero, 18 muertos dejó la violencia entre miércoles y jueves (Redacción, La Jornada). Matan a cinco en Acapulco y degüellan a tres en Arcelia (Redacción, La Jornada).
Por el momento no puedo opinar. Me siento abrumado. Sin embargo, yo, que no repruebo la violencia ni la lucha armada de manera tajante e indiscriminada, hoy, después de este guerrerense fin de semana, reitero mi apuesta por la civilidad, la inteligencia y la razón. Pienso que esta violencia es criminal, aberrante y, por lo mismo, profundamente reaccionaria, es decir, al servicio de los poseedores. Al doctor Fernández, al instituto de altísimos estudios políticos intergalácticos avanzados y a todos los que me aguantaron y siguieron la corriente, mi gratitud.
Twitter: @ortiztejeda