Opinión
Ver día anteriorLunes 15 de febrero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Visita Papal
Francisco está cumpliendo expectativas
F

rancisco ha concluido su tercera jornada en tierra mexicana. Su homilía en Ecatepec y los mensajes de ayer domingo han continuado con la tónica de crítica social, conjuntada con la mirada pastoral del pontífice argentino. Sin embargo, se siguen arrastrando vicios entre los organizadores locales. Es inaceptable en este pontificado dispensar lugares privilegiados a los poderosos, influyentes y gorrones en los actos del Papa. Tanto en el aeropuerto y Palacio Nacional como en la Basílica los potentados estuvieron más cerca de él, en lugares preferentes. Estos vicios ponen en entredicho los mensajes de inclusión y de crítica de los privilegios que despliega Francisco. También es importante resaltar el papel secundario del arzobispo Norberto Rivera durante esta visita. A pesar de que muchos actos han estado en su jurisdicción, el cardenal es uno más entre la comitiva de Francisco y su perfil ahora es intrascendente. Qué diferencia cuando venía Juan Pablo II y la organización recaía en los Legionarios de Cristo. Presumía su protagonismo; por ello se percibe ahora nostalgia por los tiempos pasados, se aprecia melancolía en sus escuetos mensajes en que con entusiasmo evoca casi a título de homenaje al papa polaco, su protector ido.

Francisco ha logrado conectar con la sociedad mexicana. Ha dictado lecciones de liderazgo social a partir de premisas sencillas: empatía, proximidad, apertura, visión crítica y sutil valentía. No se trata sólo de marketing político ni de imagen, sino de la capacidad ética de vincular las expectativas, esperanzas y aspiraciones de un pueblo semienmudecido.

Ante la clase política mexicana congregada en Palacio Nacional, el Papa cuestionó la corrupción y la apropiación de bienes de unos pocos. La élite política que se desentiende del bien común como categoría devaluada que versa sobre la dignidad de la persona. Ante los obispos mexicanos, Francisco fue muy severo y crítico. Impugnó sus actitudes de príncipes y haberse comprometido muy poco frente a los males sociales que aquejan a México, en especial el narcotráfico. Bergoglio llama a comprometerse a fondo por la justicia social y a no dejarse tentar por la seducción que ofrecen los recursos de los narcotraficantes y políticos.

Francisco está hablando claro y de manera crítica, incluso en sus mensajes más pastorales. Ayer, en Ecatepec, el primer domingo de la cuaresma, hizo referencia a la lectura de las tentaciones de Jesús y las adaptó a nuestra realidad como las tentaciones que buscan arruinar y degradarnos. La primera es la riqueza, como tener el pan a base del sudor del otro, el Papa hace referencia así a la explotación que provoca el dolor, la amargura y el sufrimiento. Pero la riqueza mal habida también se adquiere por la vía de la corrupción. El pan en una sociedad corrupta es un pan sucio que se da de comer a los propios hijos. En su prédica, Francisco recuerda que la cuaresma es el tiempo para ajustar los sentidos, abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente el proyecto de Dios. Por ello, Bergoglio, con sutileza, invita a la conversión. Reiterando lo que expresó en el libro sobre la misericordia. En entrevista que editó Andrea Tornelli, señaló: Es el Dios que tiene un nombre: misericordia. Su nombre es nuestra riqueza, su nombre es nuestro fama, su nombre nuestro poder.

En Ecatepec, tierra de contradicciones neourbanas como violencia y feminicidios; municipio gigante donde se abrevan extravíos salvajes como la corrupción y abusos policiacos a los ciudadanos. El municipio conurbado es, al mismo tiempo, un espacio donde se han desarrollado grupos evangélicos neopentecostales y cultos como a la Santa Muerte. Ecatepec es la tierra donde el cuestionado obispo Onésimo Cepeda construyó en un año una imponente catedral a base de billetazos de hombres potentados, amigos del obispo y del gobierno. Es un espacio referencial en que la pastoral urbana de la Iglesia católica está fracasando, pese a ser unos de los lugares emblemáticos de la primera evangelización. Ahí Francisco, en la explanada del Centro de Estudios de este municipio, invitó en su mensaje, tras el rezo del Ángelus, a los mexicanos a “estar en primera línea y participar en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad…” Una tierra donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Continúa el papa Francisco: Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte, el mensaje fue leído ante más de 300 mil personas que acudieron a la misa.

Francisco, por medio de las imágenes de la televisión, pudo transmitir calidez y ternura en el encuentro con los niños en el hospital pediátrico Federico Gómez, en un breve mensaje les dijo: Yo aquí, y no sólo por la edad, me siento muy cercano. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, algunos guiños, sus rostros me generaron ganas de dar gracias. Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se les cuida aquí y con el cariño con que se les acompaña. Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido. El Papa estuvo con los niños ahí y no con el sistema hospitalario del país donde priva el desorden, la escasez, los descuidos y la muerte prematura y a veces innecesaria de miles de niños que no son debidamente atendidos.

Estas son parte de las ambivalencias de una visita que en los mensajes del Papa están a la altura de muchas expectativas, no todos y no de todos.