Abrieron exposición sobre el caricaturista; es un acto de justicia cultural
, señala Rafael Barajas El Fisgón
La retrospectiva en el Museo del Estanquillo revela a un artista fascinante
Martes 9 de febrero de 2016, p. 5
Como un acto de justicia cultural
, la exposición Santiago Hernández: niño héroe, artista romántico, caricaturista fundamental revela a un artista esencial del siglo XIX que había quedado sepultado en el olvido.
Un personaje absolutamente fascinante
, dijo Rafael Barajas El Fisgón, curador de la muestra que se inauguró el pasado jueves en el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis.
En un momento en el que el país parece estar desmoronándose, es importante recordar que hubo mexicanos que hicieron grandes esfuerzos por consolidarlo y construirlo. Uno de ellos fue Santiago Hernández
, afirmó el caricaturista durante un recorrido por la muestra.
Estampas alucinantes
La primera retrospectiva dedicada al artista del siglo XIX reúne más de 180 caricaturas, ilustraciones y retratos, la mayoría de pequeño formato, realizadas a finales de esa centuria. Algunas de las piezas provienen de la colección personal de Carlos Monsiváis, quien era un verdadero devoto de la vida y la obra de Santiago Hernández
, pues le fascinaban sus caricaturas fantásticas.
En Una patria enferma de viruela, todas las pústulas son los retratos de los políticos del momento. En otra imagen, la libertad de expresión es traspasada por la boca con cadenas. Una caricatura expone a Benito Juárez en un beso con Sebastián Lerdo de Tejada. En otra, la libertad de imprenta sale del vientre de una ballena, pero el cetáceo está formado por los rostros deformes de Juárez, Lerdo y todo el gabinete, un monstruo extraordinario
; son algunas de las imágenes cuya exhibición concluirá el 4 de julio en el tercer piso del edificio en la esquina de Isabel La Católica y Madero (Centro Histórico). Estampas alucinantes que fascinan a los mexicanos
.
Santiago Hernández tenía un estilo muy peculiar, describió Barajas, era un romántico insoluto y absoluto, hacía dibujos muy delicados, un trazo académico de alta calidad, tenía escuela. Pero además, una imaginación extraordinaria; se inspiraba en el ilustrador francés Grandville
. También es de los que estrenan la gráfica de calaveras en el México del siglo XIX.
En palabras de El Fisgón, colaborador de La Jornada: El de Santiago Hernández es un caso curioso. Era un personaje importantísimo del siglo XIX y su muerte incluso fue motivo de las primeras planas de varios periódicos de la época. Fue además ilustrador de libros, promotor de historias del ferrocarril mexicano, fue un agente fundamental de la cultura liberal del siglo XIX
.
Con el artista, dijo, como muchas personas importantes: su nombre poco a poco pasó al olvido, después se fue perdiendo y hasta finales del siglo XX se empieza a recuperar el trabajo de Santiago Hernández. Creo esta es la primera exposición que se le hace
.
Nacido en 1833 en la capital del país, Hernández participó en la defensa del Castillo de Chapultepec durante la invasión estadunidense en 1847. Con una habilidad innata para dibujar, el director del Colegio Militar le pidió pintar a los jóvenes que murieron en esa batalla y los trazos surgieron desde la memoria. El retrato que tenemos de los Niños Héroes es producto de la memoria del caricaturista
, al igual que una serie de personajes patrios; muchas de las imágenes que tenemos se las debemos a Hernández
.
Defensor de la libertad
Activista político incansable, Santiago Hernández trabajó desde joven en periódicos de combate, ya fuera contra la invasión francesa, en defensa de las ideas liberales o contra el porfirismo. Su obra apareció en publicaciones como El Palo de Ciego, La Jácara, Don Quixote, La Cantárida y La Orquesta.
La figura de Benito Juárez es constante en su trabajo, a veces con una crítica aguda y audaz. Algunas de las caricaturas fundamentales de la época juarista se deben al lápiz litográfico de Santiago Hernández
.
Después, se incorporó a El Hijo del Ahuizote y se convirtió en uno de los dibujantes esenciales. Fue uno de los pocos caricaturistas profesionales del siglo XIX y trabajó de editorialista gráfico prácticamente hasta su muerte
, ocurrida en 1908. Todavía en 1905 alcanzó a publicar algunos trazos.