as actuales condiciones económicas del país son muy poco tranquilizadoras, aunque el gobierno se justifica diciendo que la culpa de todo viene de fuera
y, hasta habría que alegrarse de la devaluación del peso (18.8 pesos por dólar) aunque los mexicanos hayan perdido 30 por ciento del valor de sus ahorros, pues ahora se exporta más. Se menciona el repunte de las exportaciones agropecuarias, pero en realidad sigue el déficit de la balanza comercial agroalimentaria y, si bien parecería estarse reduciendo, seguimos importando más productos agrícolas de los que vendemos. Y para colmo, ahora tenemos que pagarlas con dólares carísimos.
Nuestros problemas no vienen de fuera, sino de la puesta en marcha de políticas económicas totalmente erradas, entre ellas el haberse incorporado a la globalización a partir del modelo neoliberal con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Esto nos convirtió en claros exportadores, pero de fuerza de trabajo barata, mucha de la cual fueron trabajadores indocumentados que beneficiaron a los empleadores de Estados Unidos y a la competitividad de sus productos, sobre todo de aquellos que convirtieron a ese país en extraordinario competidor agroalimentario mundial. La consecuencia clarísima fue la devastación total del campo mexicano y, por ende, el éxodo de campesinos, a los que siguieron otros trabajadores mexicanos, para provecho de la economía del país vecino y de sus sectores productivos.
Esto explica por qué México es un extraordinario receptor de remesas, dinero que es parte del salario de esos trabajadores migrantes, como ha señalado atinadamente Alejandro Canales. Según BBVA, alcanzaron 24 mil 770.9 millones de dólares en 2015, con un crecimiento de 4.8 por ciento. Muy por encima de las exportaciones del crudo que sumaron para ese año 18 mil 524 millones de dólares y muy por encima de los 15 mil 537 millones de dólares por el turismo extranjero, según datos de la Secretaría de Turismo ( La Jornada, 3 de febrero). Sin embargo, la población en pobreza se ha incrementado, al pasar de 53.3 millones de personas en 2012 a 55.3 millones en 2014, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y ha crecido la desigualdad extrema mientras el número de ricos son menos, pero más ricos.
La realidad es que la economía se ha estancado, el crecimiento es totalmente insuficiente, los salarios promedios no crecen, y la pobreza persiste, como señala Gerardo Esquivel (Oxfam, 2015). Esto es lo que el país enfrenta después de más de 20 años de TLCAN.
México no sólo se convirtió en país maquilador y exportador de fuerza de trabajo, sino que lamentablemente se abandonaron las estrategias que hubieran permitido ir superando sus aspectos negativos, como las relacionadas con la investigación, ciencia, educación, tecnología, innovación, pues con estos avances el país se hubiera ido incorporando poco a poco a las nuevas tendencias de la economía del conocimiento y con ello al desarrollo. México es el país que menos recursos invierte en esos sectores, lo que impide la generación de mayor cantidad de investigadores en relación con el número de habitantes. El reporte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señala que la inversión gubernamental en el sector de ciencia y tecnología pasó de 0.20 por ciento del producto interno bruto en 2005 a 0.38 en 2013. Sobre los datos generales en el mundo la representante de la Unesco en México, Nuria Sanz, señaló que hoy día China es el segundo país que más invierte en ciencia, tecnología e investigación (CTI), con 20 por ciento del gasto mundial, sólo después de Estados Unidos, cuyo presupuesto en este rubro representa 28 por ciento de la inversión del orbe, muy por arriba de la Unión Europea y Japón (19 y 9 por ciento).
México en estos momentos se vuelve a encontrar en una encrucijada, pues firmará el llamado Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP), al que algunos autores han llamado TLCAN plus. De hecho el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, viajó a Nueva Zelanda justamente para hacer efectivo el ATP, con lo cual parecería que se culmina el proceso de negociación comercial que comenzó el 2 de diciembre de 2012
( La Jornada, 3 de febrero).
Desde nuestro punto de vista, se profundizará la subordinación económica ante Estados Unidos. El propio Banco Mundial señala que México será el menos beneficiado de los 12 países integrantes, pues las exportaciones mexicanas crecerán sólo 4.7 por ciento entre 2014 y 2030, a diferencia de, por ejemplo, Vietnam (30.1 por ciento), Japón (23.25) Perú (10.3)
( El Economista).
Enrique Peña Nieto lo enviará al Senado antes del 30 de abril, pero poco puede esperarse del Congreso mexicano, pues la mayoría de los legisladores simplemente levantarán la mano, como suelen hacer, acatando las órdenes superiores. De esta forma el país transitará irremediablemente hacia las antípodas del desarrollo.