a buena nueva en la economía de Estados Unidos, para ser más precisos en el mercado de trabajo, es que otra vez se redujo el desempleo, y actualmente es sólo de 4.9 por ciento, el nivel más bajo en varias décadas. Más aún, los salarios tuvieron un modesto aumento, de acuerdo con el reporte del Departamento de Trabajo estadunidense. No está de más agregar que esos signos positivos ocurrieron en el marco de una casi nula inflación, y en momentos en que la economía de varias naciones se ve afectada por la desaceleración de China.
Por ello es justificada la reacción del presidente Barack Obama cuando señala que las críticas de los precandidatos republicanos sobre las lamentables condiciones
de la economía son una estratagema que carece de cualquier sustento real. A la vista de los resultados, pierde peso la idea de que por efecto de una disminución en la tasa de la desocupación aumenta la inflación, debido a la relativa escasez de mano de obra y el consecuente aumento en los salarios. Para decirlo de otra manera: cuando los trabajadores reciben un incremento salarial y en consecuencia tienen la oportunidad de aumentar su consumo, no necesariamente hay una presión en los precios si se compensa con un aumento en la producción de bienes. Eso es lo que está ocurriendo, según se deduce del reporte de la Agencia de Trabajo.
Más aún, la premisa de que es necesario aumentar la tasa de interés cuando la economía crece y el desempleo disminuye, para de esa forma evitar la inflación, no tiene por qué cumplirse fatalmente. En cambio, sí hay evidencias de que quienes presionan a la Reserva Federal de Estados Unidos para que aumente la tasa de interés son quienes tienen la posibilidad de invertir en el mercado financiero con fines especulativos, lo que produce mayor concentración de la riqueza y el aumento de la desigualdad. Es una de las razones por las que diversos economistas han aconsejado a la señora Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, que se abstenga de proponer un nuevo aumento en la tasa de interés en estos momentos en que la economía se recupera. Hacerlo, han asegurado, pudiera frenar la recuperación.
Los tres precandidatos republicanos que encabezan las encuestas se han empeñado en propagar la especie de que Estados Unidos sufre una crisis económica sin precedente, para descalificar a sus adversarios demócratas y al gobierno de Obama. Cualquiera que ponga un poco de atención en los datos duros de la economía, fácilmente se dará cuenta de lo insostenible de esas declaraciones. Lo más probable es que los votantes caigan en cuenta que han sido los mismos senadores, ahora en campaña por la presidencia, quienes desde sus curules han hecho lo posible por obstaculizar los programas de rehabilitación de la economía propuestos a lo largo de la administración de Barack Obama. La economía crece y con ella las posibilidades de otro gobierno demócrata.
En memoria de mi entrañable amigo Adolfo Sánchez, Fito. Mi solidaridad para Carmen y Paula en estos momentos difíciles.