Pátzcuaro, Mich.

Agustín Chávez López, el artesano que construye la silla, la tribuna y el altar de cedro rojo que habrá de utilizar el papa Francisco en alguna de las misas que celebrará en Morelia el 16 de febrero, no tiene boleto para acudir a alguno de los actos programados para ese día.

–¿Lo invitaron para saludar al Papa?

–No he recibido invitación ni boleto para ir a verlo a los estadios Venustiano Carranza y Morelos o a la catedral. Mis hijos, mi esposa y yo nos conformamos con verlo en la tele, pero sí me gustaría contar con boleto para que mi mamá conozca al Papa. Ella es muy religiosa y desde el pasado 7 de diciembre, cuando murió mi papá, a pesar de sus achaques al menos va una vez al día a la iglesia.

Chávez López es propietario de un taller de muebles finos en el libramiento de Pátzcuaro, rumbo a la salida a Santa Clara del Cobre. Trabajan con él unos 40 artesanos y carpinteros especialistas en muebles.

Desde hace años es amigo de Carmelo, el sacerdote encargado del santuario de Guadalupe, en Pátzcuaro, quien lo invitó en noviembre pasado a fabricar los muebles que ocupará el Pontífice. También lo ha apoyado con la fabricación y restauración de algunas piezas del templo.

Sabía que no era algo sencillo, pero aceptó y desde los primeros días de diciembre comenzó a calcular medidas y a hacer diseños para el ambón o tribuna; la sede o sillón y un altar de aproximadamente tres metros. “El padre Carmelo me dijo que al Santo Padre le gusta representar la sencillez, la humildad. ‘No lo vayas hacer muy cargado’, me dijo”.

Agustín Chávez aseguró que para inspirarse tomó en cuenta los valores y la calidad de esta tierra. Utilizó columnas, uvas y hojas labradas. Comentó que Vasco de Quiroga formó grandes artesanos, cuyo legado ha perdurado de generación en generación.

El respaldo del sillón tiene una altura de poco más de metro y medio. Calculé de acuerdo a la estatura y el peso del Papa. Sé que mide 1.74 metros. Sé cómo quedará sentado, dónde descansarán sus brazos, hasta qué altura se verá su rostro cuando lo tomen las cámaras de televisión. Tapará un poquito el escudo del Vaticano, pero se tomó todo en cuenta.

No quiso hablar del costo de los muebles. Es algo muy especial que no tiene precio. Se lo vamos a regalar al Papa de corazón (aunque) los trabajadores que están en el proyecto siguen percibiendo su sueldo.