a mayoría de los mil 300 millones de habitantes de China y otros cientos de miles más distribuidos por el mundo celebran con una cena la llegada del año nuevo la noche anterior, lo que da inicio a la principal y más larga celebración de su calendario lunar.

En el pasado, cuando la supervivencia de las familias dependía de las cosechas, los días festivos eran una breve pausa antes de comenzar un trabajo muy intenso de labranza con la llegada de la primavera.

Tradicionalmente, las celebraciones se extendían 15 días después del inicio del año lunar, para terminar con el Festival de los Faroles (el 22 de febrero este año), pero el Partido Comunista lo recortó a siete días para empleados urbanos y estatales.

El calendario lunar chino se remonta al tercer milenio antes de Cristo y muchas de las antiguas costumbres siguen conservándose. Por ejemplo, la de los espectáculos de fuegos artificiales, que se celebran pese a las temperaturas bajo cero en Pekín y otras ciudades del norte del país.

El año, que esta ocasión comienza el lunes 8 de febrero, se recibe con una cacofonía de innumerables gongs, platillos y fuegos artificiales cada vez más sofisticados.

Después, las familias del norte vuelven a sus casas para comer dumplings (bocadillos de masa rellenos), mientras que en el sur se celebra con wantán (otro tipo de masa rellena) o con bolas de arroz.

En el primer día del año nuevo, la costumbre es ir a visitar a los parientes cercanos. Es costumbre vestir ropa nueva en rojo, considerado el color de la buena suerte y la indumentaria a estrenar simboliza estar abierto a un nuevo comienzo.

A partir del lunes comienza, según el horóscopo chino, el año del mono, que de acuerdo a las previsiones será movido.

Dpa