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Un socialista demócrata y un multimillonario definen la carrera por la Casa Blanca

Tiemblan cúpulas republicana y demócrata en el arranque del año electoral en EU

Las primarias en Iowa y Nueva Hampshire tienen fuerte impacto por ser las primeras contiendas

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 15 de enero de 2016, p. 25

Nueva York.

La izquierda y la ultraderecha alarman a las cúpulas de los dos partidos nacionales al arrancar el año electoral en Estados Unidos, provocando una incertidumbre inusual en un proceso que empieza definido por un socialista democrático y un multimillonario con tintes fascistas.

La precandidatura del senador independiente Bernie Sanders, durante meses calificada de importante pero finalmente marginal e inconsecuente, está haciendo temblar a la reina del Partido Demócrata, Hillary Clinton, y a no pocos de la cúpula de ese partido. Los niveles de entusiasmo que Sanders ha despertado, sobre todo entre los jóvenes, alimentan su escalada dramática en las encuestas, a dos semanas de las primeras elecciones primarias que se realizarán en los 50 estados.

De hecho, según las encuestas, Sanders ha logrado empatar a Clinton en Iowa –donde se realizará el primer ejercicio para seleccionar candidatos– y está incrementando su ventaja en Nueva Hampshire, la segunda en contienda. Más aún, aunque Clinton lleva meses con ventaja en las encuestas nacionales, la distancia entre ambos se achica rápidamente: según una encuesta reciente de CBS News/New York Times Clinton tiene 48 por ciento de apoyo de las filas demócratas en el país, contra 41 por ciento de Sanders, pero hace sólo un mes ella gozaba de 20 puntos de ventaja.

Por cierto, vale subrayar que el apoyo numérico de Sanders es superior al que goza Donald Trump entre sus bases; ver.

Su mensaje en pro de una revolución política para rescatar la democracia de este país de manos de la clase multimillonaria, y propuestas para beneficiar al 99 por ciento e imponer mayores impuestos y controles sobre el 1 por ciento, aún resuenan entre un creciente ejército de voluntarios y se traducen en más donaciones individuales a su campaña de las que recibe Clinton.

Del otro lado, la campaña de Trump –la cual al principio también fue descartada por las cúpulas, que creían que no duraría– amenaza con fracturar al Partido Republicano. Trump está aumentando su ventaja, de la que ha gozado durante meses en las encuestas nacionales entre las bases del partido; hoy alcanzó su nivel más alto de apoyo, con 33 por ciento, según la encuesta de NBC/Wall Street Journal. Su competencia principal proviene de dos cubanoestadunidenses, los senadores Ted Cruz (con 20 por ciento en las encuestas más recientes) y Marco Rubio (13 por ciento). El primero ha tratado de arrebatar a Trump la bandera del más ultraconservador.

Una nueva complicación para Cruz es que se cuestiona si cumple con los requisitos para ser presidente, ya que según algunas interpretaciones de la ley un aspirante tiene que haber nacido en Estados Unidos y Cruz, de madre estadunidense y padre cubano, nació en Canadá.

Se pronostica que Trump ganará en Nueva Hamsphire y, aunque Cruz o Rubio podrían hacerlo tropezar en Iowa, todo indica que el multimillonario continuará batallando hasta la convención de su partido, y que ello podría provocar una crisis interna entre el establishment republicano y este insurgente.

Por ahora, tres demócratas se disputan la candidatura presidencial de su partido y, paralelamente, una docena de republicanos hacen lo mismo.

El calendario

El 1º de febrero se realizará la primera contienda estatal en Iowa, con lo cual arranca la carrera entre los precandidatos (en lugar de elecciones primarias Iowa realiza una serie de llamados caucus, que son reuniones en las que los participantes debaten y votan por su favorito). El 9 de febrero se celebran las elecciones primarias en Nueva Hampshire. Vale señalar que ambos estados están entre los menos representativos del país –más rurales que urbanos, más blancos que los grandes estados, y entre los menos importantes numéricamente en la elección general–, pero aun así, por ser los primeros, tienen un impacto desproporcionado sobre la contienda.

El 20 de febrero se realizan las siguientes elecciones, con los republicanos en Carolina del Sur, y los demócratas en Nevada.

Esto es seguido el primero de marzo por el llamado súper martes, cuando unos 13 estados realizan sus primarias, incluidas seis en el sur del país. El 15 de marzo, estados claves como Florida y Ohio tienen primarias, y varios más siguen días y semanas después. Las últimas primarias se llevarán a cabo el 7 de junio (con estados importantes como California y Nueva Jersey, entre otros).

De ahí, el proceso de cada partido culmina con sus convenciones nacionales. La del Partido Republicano se realizará en Cleveland, Ohio, del 18 al 21 de julio; la del Partido Demócrata está programada del 25 al 28 de julio en Filadelfia.

Casi siempre estas convenciones se vuelven espectáculos coreografiados; se trata más de una fiesta que de un cónclave político para tomar decisiones importantes, y el único suspenso es la revelación de quién será el candidato a la vicepresidencia. Sin embargo, este año, sobre todo del lado republicano, no se descarta un poco de caos si no hay un precandidato con la requerida mayoría de delegados (otorgados en cada concurso estatal) para declararlo el candidato del partido.

Inmediatamente después de las convenciones arrancan las campañas para la elección general, la cual culminará el 8 de noviembre con la elección del presidente, y estarán en juego también toda la cámara baja y un tercio del Senado.

Apuestas

Por ahora, según sondeos y expertos, la contienda se está determinando por la ira y el repudio a las cúpulas de ambos partidos, y a la sensación de que el gobierno está subordinado a los intereses de los más ricos e intereses especiales. De hecho, algunos señalan que esto es lo que está impulsando las campañas insurgentes tanto de izquierda como de derecha, lo que explica los fenómenos de Sanders y Trump.

Algunos aún apuestan que, al final, el llamado establishment logrará imponerse y establecer el orden. Pero, hasta la fecha, han perdido esta apuesta.