La artista conceptual Yoko Ono vendrá a México para inaugurar el 2 de febrero la exposición Tierra de esperanzas en el Museo Memoria y Tolerancia, título también del conjunto de obras y actividades de la viuda de John Lennon que se desarrollarán en la ciudad hasta el 29 de mayo.

Se habla de una estancia de cuatro días. La última vez que Ono vino a México fue en 1997, cuando hizo un viaje relámpago de ocho horas con motivo de su exposición Ex-it en el Museo Tamayo.

Se trata de las instalaciones del Wish Tree (Árbol de los deseos) en las distintas delegaciones; un ajedrez, un Wish tree y piezas sonoras en el Bosque de Chapultepec; una muestra en la Galería Abierta de las Rejas; la Whisper piece, de cruces de madera con espejos; murales que serán ejecutados por artistas urbanos en colaboración con Ono.

También participará en el Festival Ambulante; habrá obras en espacios publicitarios, es decir, parabuses y espectaculares. El Sistema de Transporte Colectivo Metro albergará la pieza Mi mamá era hermosa, para la que Ono invita a los metronautas a escribir los recuerdos bellos que tienen de su progenitora. También se emitirá un boleto conmemorativo.

Esta es la primera actividad del Proyecto Paradiso de la comisión de cultura del arzobispado de México, cuyo director es presbítero Álvaro Lozano Platonoff.

¿Qué tienen en común Yoko Ono y la Iglesia católica?, se pregunta a Edith Pons, artista plástica de formación, pero también con un recorrido muy personal en cuestión de la fe. Hace dos años Pons conoció al director de cultura del arzobispado de México, con quien empezó a discernir qué tendríamos que hacer con relación al arte, pero a partir de la modernidad. Decidimos que nuestro papel era crear movimientos culturales sin convertirnos en algo que no somos al respetar nuestra identidad y nuestro interés, en este caso cómo ayudamos a edificar al ser humano por medio de los valores universales y el arte, en un contexto contemporáneo.

Cuando a Pons se le planteó hacer una primera actividad hacia afuera recordó el Wish tree de Ono, que invita a las personas a expresarse, ya que nuestra postura como Iglesia es escuchar antes que otra cosa.

Al investigar la obra de Ono, la entrevistada se dio cuenta de que tiene otro tipo de propuestas como el empleo de medios publicitarios, que les resultó ideal, porque la comisión de cultura no tiene espacio propio, aunque piensan inaugurar uno en su sede de la colonia Roma. También les interesa generar la integración social y llevar la cultura adonde normalmente no llega.

Al tomar forma el proyecto, que también integró las propuestas de paz de Ono, Pons se dio cuenta de que se debía informar a la artista: De alguna forma le hicimos llegar el proyecto. Nos contestó que le interesaba muchísimo, y que también le gustaría complementarlo con una muestra intramuros en algún museo. Así nació Tierra de esperanzas, de instalaciones, objetos, acciones y obra tipográfica, en el Museo Memoria y Tolerancia que, por fortuna, tenía lugar en su calendario.

Según Pons, se han dado muchas diosidencias a lo largo del año que tienen de trabajar el proyecto, como, además, el hecho de que coincide con la feria de arte Zona Maco, que es visitada por personas de todo el mundo.

Respecto del financiamiento, dice que cada parte puso su producción. Retoma la combinación Yoko Ono y la Iglesia católica: “Esto es justo nuestra declaración al decir: ‘estamos en un punto donde la solidaridad tiene que estar al centro de nuestra cultura’. Entonces, ¿cómo generar solidaridad por medio del arte, algo que nos una por el bien común?, este es un ejemplo muy claro. Aunque no tengamos el ciento por ciento de empatías, en lo que sea, tenemos puntos muy fuertes donde podemos unirnos y de allí realizar estas alianzas, colaboraciones, que nos enriquecen a todos y que son para el bien de México. Yoko Ono nos dijo que sí sin prejuicios. Así respetamos la curaduría, el mensaje, porque coincidimos”.

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Ericka Montaño Garfias

Primero fue la sonrisa, hoy son los ojos. Yoko Ono inició un nuevo proyecto en el que se invita a mujeres de cualquier edad y de cualquier parte del mundo a enviar un testimonio sobre el daño que se les ha causado por ser mujer y acompañarlo con una fotografía sólo de los ojos. Este trabajo se llama Arising (Resurgiendo) y formará parte de la instalación del mismo nombre que se presentará el 2 de febrero en el Museo Memoria y Tolerancia como parte de la exposición Tierra de esperanzas de la artista japonesa.

Hace unos años, Ono hizo un ejercicio similar en el que hombres y mujeres enviaron imágenes de sonrisas, las cuales pueden verse en smilesfilm.com, bajo la premisa de que “nuestras sonrisas cambian estados de ánimo y opiniones porque irradian energía positiva hacia el mundo. Mi meta como cineasta –escribió en la página del proyecto– es crear una película que incluya la foto de la cara sonriendo de cada uno de los seres humanos en el mundo.

En Arising la intención es mostrar la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. La convocatoria está abierta en la página imaginepowerarising.com y fue lanzada también por el Museo Memoria y Tolerancia.

Las reglas son simples: Escribe un testimonio en tu idioma tan francamente como quieras. Puedes firmar con tu nombre de pila si quieres, pero no des tu nombre completo. Ese testimonio debe ir acompañado por una foto sólo de tus ojos. El escrito y la fotografía pueden llevarse al museo (Luis Moya 12, Centro Histórico), entre las 10 y las 17 horas, o bien al correo [email protected] escribiendo en el apartado asunto: ArisingYO.

Los testimonios y las fotos se exhibirán a partir de febrero y hasta el 29 de mayo; también se prepara un libro. Arising es un proyecto abierto, lo que significa que seguirá creciendo y presentándose en diferentes países.

En tanto, la viuda de Lennon sigue con su trabajo artístico con dos instalaciones en Nueva York tituladas The Riverbed (El lecho del río) en las galerías Lelong y Andrea Rosen.

En The Riverbed la activista colocó piedras de río, elegidas por ella, en las que escribió algunos verbos. En esta instalación/performance el visitante recibe la invitación a tomar una de las piedras, colocarla en su regazo y dejar ir cualquier pensamiento negativo. Sobre una mesa colocó tazas rotas y la invitación es a repararlas, mientras en un libro los visitantes pueden trazar una línea que simboliza una frontera sin fin.