La Habana.

Las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) advirtieron este miércoles aquí que existen escollos importantes que impedirían cumplir el compromiso de firmar la paz el próximo 23 de marzo.

Estamos haciendo hasta lo imposible, pero hay causas o factores objetivos que seguramente van a impedir que eso se dé el 23 de marzo, dijo Joaquín Gómez, miembro del equipo negociador rebelde en las pláticas que se reanudaron este miércoles.

La rúbrica de un acuerdo final de paz en Colombia en marzo venidero se decidió en septiembre pasado durante una ceremonia histórica en la capital cubana, con la presencia del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el líder máximo de las FARC, Timoleón Jiménez, también conocido como Timochenko.

Gómez mencionó entre esos escollos el tema del esclarecimiento y desmantelamiento del paramilitarismo.

También lamentó retrasos en el indulto de una treintena de efectivos de las FARC, algo que se acordó en noviembre último y sigue pendiente.

El negociador de la insurgencia puntualizó, sin embargo, que las FARC seguirán trabajando para alcanzar un acuerdo final de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, aun cuando sea casi imposible concertarlo en la fecha prevista.

Santos expresó el martes en Bogotá que su equipo negociador tiene instrucciones muy claras: meterle el acelerador al proceso para que pongamos fin lo más pronto posible a este conflicto armado que tanto daño le ha hecho a Colombia.

Las delegaciones que participan en las pláticas de paz desde noviembre de 2012 retomaron las conversaciones en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.

Hasta la fecha, las partes lograron consenso en materia de desarrollo rural integral, participación política de la insurgencia, erradicación de cultivos ilícitos y reparación de las víctimas del conflicto armado, que ha dejado más de 220 mil muertos, más de 45 mil desaparecidos y unos seis millones de desplazados, según cifras oficiales.

Quedaría por definir la implementación y refrendación de los convenios.

Por otra parte, se informó que la colombiana María Teresa Osorio de Serna, de 1.52 metros de estatura y de unos 65 años de edad, se convirtió en la narcotraficante más buscada por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) tras la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, al actualizarse la página de la corporación estadunidense. La mujer es un misterio para las autoridades colombianas por el bajo perfil que maneja en el mundo del crimen organizado.