Ubernomics
a controversia entre los taxistas regulares y los adscritos al sistema conocido como Uber ha llegado a las cortes en diversas naciones, incluyendo Estados Unidos (EU). Uber surgió de la ocurrencia de un joven especializado en cuestiones de cómputo, quien creó una empresa en la ciudad de San Francisco, que agrupa a individuos que prestan servicio en el transporte de pasajeros, pero no funcionan como taxistas regulares. Mediante este sistema se puede solicitar un taxi con una de las llamadas aplicaciones que se incorporan al teléfono celular. Es necesario inscribirse usando una tarjeta de crédito a la que se carga el costo de cada servicio solicitado. Se establece así un contrato sui generis entre particulares.
Debido a lo práctico y seguro que este sistema representa, Uber ha crecido en todo el mundo. Tan sólo en Nueva York 26 mil personas trabajan en ese servicio, en Londres 15 mil, en San Francisco 22 mil, en París 10 mil y en Chengdu, China, 20 mil. De acuerdo con Robert Reich, ex secretario del Trabajo de EU, muchos de estos conductores independientes han optado por trabajar de esa manera debido a que no han podido conseguir un trabajo formal
. Es una de las razones del por qué cada vez más conductores se integran a Uber, pues les permite complementar sus ingresos sin la necesidad de tener un trabajo formal y rutinario. Dos son las controversias que Uber ha generado, al menos en EU. Una es la inconformidad de las agrupaciones de taxis que argumentan que el servicio que presta Uber es público, pero no cumple con las normas que se les exige a los taxistas regulares. La otra ha surgido entre algunos conductores de Uber. Una conductora interpuso una demanda ante la Comisión Laboral de California, porque la compañía le impone condiciones de trabajo, como si existiera una relación contractual, pero no le cubre los gastos en los que incurre, tales como reparaciones y mantenimiento del vehículo. Un juez le dio la razón, pero Uber apeló de la decisión, se amparó y no está claro en qué terminará el litigio. A fin de cuentas, si un tribunal superior concede la razón a la demandante, Uber tendría que pagar a cada uno de los que también usen esa vía legal. La suma serían varios millones de dólares. Ambas controversias se dirimen en las cortes actualmente. Tal vez lo más significativo de este diferendo es que Uber es parte de una empresa-no empresa, como denomina la revista Forbes a éste y otros conglomerados de individuos similares, cuya base es una plataforma tecnológica que está cambiando el mundo de los servicios. Sus resultados inesperados representan una más de las curiosas contradicciones en la que está inmersa la moderna economía de mercado.