Con microcápsulas se prolonga la retención de los nutrientes
Domingo 3 de enero de 2016, p. 27
En el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se desarrolló un proceso para enriquecer la dieta cotidiana de los mexicanos con hierro y ácido fólico, cuya ausencia en la alimentación se asocia con anemias y enfermedades cardiovasculares y digestivas.
Alejandro Cruz Sánchez, del Laboratorio de Investigación en Materiales de la unidad Querétaro del Cinvestav, creó un sistema que consiste en adicionar microcápsulas de fumarato ferroso y ácido fólico –obtenidas a partir de almidones modificados de maíz– a las harinas nixtamalizadas, masas y tortillas. A diferencia de otros métodos para añadir esos compuestos a los alimentos, que pueden afectar el sabor, el color o la textura de las tortillas, la microencapsulación mostró buena retención de nutrientes y baja humedad en pruebas de laboratorio.
Mediante este proceso podemos enriquecer las harinas de nixtamal para que una vez procesadas lleguen a niveles de 40 miligramos de hierro y dos de ácido fólico por cada kilogramo de alimento, como marca la Norma Oficial Mexicana
, explicó Cruz Sánchez.
El joven investigador, cuyo trabajo fue distinguido con el Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos 2015 en categoría estudiantil, se refiere al contenido de la NOM 247-SSA1-2008.
Esa NOM no se cumple porque, a consecuencia de los procesos industriales a que es sometido, el maíz pierde paulatinamente esos nutrientes adicionados hasta llegar a niveles de 20 miligramos de hierro y 0.9 miligramos de ácido fólico por cada kilo de peso, es decir, la mitad de lo que señala la reglamentación.
En contraste, con la adición de microcápsulas –que miden entre 75 y 86 millonésimas de metro–, obtenidas mediante diversos procesos en el laboratorio, se prolonga el tiempo de retención de ambos nutrientes y se facilita su transporte, manejo y almacenamiento, sin afectar las propiedades de las harinas.
La tortilla es el alimento básico en la dieta de nuestro país y con alto consumo en zonas marginadas
, pues en promedio cada mexicano ingiere unos 120 kilos al año, señaló. Su uso como vehículo de ambos nutrientes podría aumentar su aceptación, ya que el proceso convencional de nixtamalización y la preparación de tortillas no sufren modificaciones
.
Por ello, el egresado del Cinvestav –que ya tramita la patente para transferir este desarrollo a alguna compañía– lo considera una opción viable para su aprovechamiento a escala industrial, no sólo para enriquecer harinas o tortillas, sino también otros productos, como tostadas o frituras de maíz.